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El Cóndor ayer

Con sede en Monterrey, México, el nuestro es el Club independiente de excursionismo en activo más antiguo en el Noreste del País. Sean bienvenidos a conocer algo de nuestra larga historia. Por Eduardo Verduzco El Club Explorador Cóndor fue fundado el 10 de Mayo de 1940 a iniciativa de Rogelio Rodríguez. Él empezó a reunir el grupo, e hizo el primer reglamento de excursiones. La fundación tuvo lugar en la casa paterna de la familia Rodríguez, en la calle Yucatán, entre 5 de Febrero y 2 de Abril, en la Colonia Independencia. Se estableció una disciplina de corte paramilitar, y se instituyó el cargo de "Capitán", quien tiene la total autoridad y responsabilidad de la seguridad del grupo durante una excursión. Corrían los tiempos de la Segunda Guerra europea, que pronto se convertiría en mundial, y Rogelio tenía la noción de que en alguna forma el nuevo club tendría ocasión de prestar servicios útiles a la Patria. Las ideas que Rogelio, que conta...

Cerro de la Luz 2006


Exc. 2006/26 - 2a Fuerza - 25-27 de Agosto de 2006

               SIERRA MADRE

Desde las más altas regiones de la Sierra
extraña fuerza me arrebata el corazón,
es el llamado del boscal y de la tierra,
es el llamado de su vieja tradición.

Escucho el eco de su trágica bravura,
los que persiguen y los que huyen en tropel,
es el aullido del chacal en la espesura
y el arrastrarse de la corba cascabel.

Yo que dejé mi rincón de la sierra
ay para jamás volver,
siento nostalgia del sol de mi tierra
y la ausencia del querer.

He de volver a soltar mis canciones,
canto libre, luna y sol,
hojas al viento de las decepciones
que saldrán del corazón.

Desde las más altas regiones de la Sierra
extraña fuerza me arrebata el corazón,
es el llamado del boscal y de la tierra,
es el llamado de su vieja tradición.

                    (Canción Mexicana)


Desde que empezamos a caminar en Buena Vista, ranchería situada a 1520 m de altitud rumbo a Llano Chico, internándonos por una vereda en el hermoso bosque de montaña, el enorme atractivo de los lugares que atravesamos y la sensación de lejanía de la civilización evocan persistentemente en mi memoria la bonita canción “Sierra Madre” y así será durante los tres días que durará nuestra excursión.

Y no es para menos, ya que la zona en que incursionamos forma parte desde 2001 de la Reserva de la Biosfera Mundial “Sierra Gorda” , por común acuerdo entre el Gobierno Mexicano y la UNESCO. Esta reserva tiene una extensión de 383,567 hectáreas, y abarca desde los 300 hasta los 3100 metros de altitud. Su objetivo es “la conservación y regeneración de esta área natural protegida y sus incontables formas de vida”.

FLORA
Muestra de su ecodiversidad es la presencia de especies de afinidad netamente neártica como el abeto Douglas (Pseudotsuga menziesii) y el álamo temblón (Populus tremuloides) que se desarrollan en la parte más alta de la sierra de Pinal de Amoles; o de especies que medran en las selvas del sureste del país como son la ceiba (Ceiba pentandra) y el oxite (Brosimum alicastrum), en los áridos desiertos del norte del país como las chollas (Opuntia imbricata) y la gobernadora (Larrea tridentata); hasta especies presentes en los húmedos bosques mesófilos de Chiapas, representadas por el petatillo (Ulmus mexicana) o los frondosos helechos arborescentes (Nephelea mexicana).

Entre las especies en peligro de extinción se encuentran:
•  biznaga gigante (Echinocactus grandis)
•  chapote (Diospyros riojae)
•  peyote (Lophophora diffusa)
•  magnolia (Magnolia dealbata)
•  guayamé (Abies guatemalensis)

Entre las especies amenazadas se cuenta con:
•  magnolia (Magnolia schiedeana)
•  chamal (Dioon edule)
•  granadillo (Taxus globosa)
•  cedro blanco (Cupressus lusitanica)
•  cedro rojo (Cedrela dugesii)
•  palo escrito (Dalbergia paloescrito)
•  abeto Douglas (Pseudotsuga menziesii).

Además, existen especies endémicas como: Adiantum andicola, Agave tenufolia, Dyscritothamus filifolius, D. mirandae, Berberis albicans, B. zimapana, Fouqueira fasciculata, Lophophora diffusa, Neobauxbamia polylopha, Yucca queretaroensis, Ceratozamia sabatoi, C. microstrobila, Pinguicola acnata, P. montezumae, P. calderoninae y Velascoa recondita.

FAUNA
Se han identificado en esta reserva 323 especies de aves (31% del total nacional), 131 especies de mamíferos (26% del total nacional), 71 especies de reptiles (10% del total nacional), 23 especies de anfibios (8%), y 725 lepidópteros (28%).

Como una de las zonas de transición entre las regiones neártica y neotropical, la Sierra Gorda manifiesta una riqueza faunística, tales como:
• oso negro (Ursus americanus)
• cojolita (Penelope purpurascens)
• guacamaya verde (Ara militaris)

En la reserva existen poblaciones de las seis especies de felinos que habitan en el territorio nacional:
• jaguar (Panthera onca)
• puma (Felis concolor)
• gato montés (Felis rufus)
• tigrillo (Felis wiedii)
• ocelote (Felis pardalis)
• jaguarundi (Felis yagouaroundi).

Entre las especies endémicas se registra una variedad de tuza, (Pappogeomys neglectus) cuya distribución se encuentra restringida a la parte más alta de Pinal de Amoles, que es un área cada vez más deteriorada. También se cuenta con una mariposa (Autochton siermadrior), así como varios tipos de artrópodos y peces cavernícolas, que aún están en un incipiente proceso de investigación.

Entre las especies en peligro de extinción y especies amenazadas se encuentran:
Especies en peligro de extinción
• jaguar (Panthera onca)
• mariposa de Humboldt (Eucheira socialis)
• oso negro (Ursus americanus)
• guacamaya verde (Ara militaris)
• perdíz veracruzana o chivizcoyo (Dendrortyx barbatus).
Especies amenazadas
• nutria (Lutra longicaudis)
• puerco espín (Coendu mexicanus)
• tucaneta verde (Aulacorynchus prasinus)
• ocelote (Felis pardalis)
• martucha (Potos flavus)

El único grupo de invertebrados inventariado, es el de las mariposas diurnas o lepidópteros, de las cuales se han registrado 725 especies, cifra notable que coloca a la RBSG en segundo lugar a nivel nacional por su diversidad, superada únicamente por la Reserva de la Biosfera Montes Azules, de Chiapas.

Como podemos ver, esta es una región privilegiada en muchos sentidos, y nosotros nos sentimos también privilegiados por tener la oportunidad visitarla y ayudar a preservarla de la contaminación y el deterioro.

Viernes 25: Iniciamos
Salimos de Xilitla (700 m de altitud) a las 11:00 a bordo de una camioneta contratada por César Viggiano, y enfilamos por una carretera que asciende la bellísima Sierra de Xilitla. A las 12:30 llegamos a Buenavista donde inicia la vereda que sube a Llano Chico (el año pasado, por una confusión lo reportamos como Llano del Conejo). Aquí nos esperan José Rivera Buenrostro y Gregorio Rivera Resendiz, hijo y nieto, respectivamente, de Don Salvador Rivera Márquez, nuestro anafitrión anfitrión el año pasado, quien falleciera en junio pasado. Descanse en paz.

José y Gregorio cargan nuestras mochilas más pesadas en una mula y un caballo, y a las 13:15 empezamos a subir la sierra, llevando sólo mochilas de ataque con algo de comida y líquidos. Una vez que salimos de Buena Vista, no veremos más seres humanos, a excepción de una hermana de José que vive en Llano Chico, durante tres días. En cambio el bosque tiene muchas novedades que ofrecer: árboles, plantas, flores, hongos, agaves, aunque de menor altura y en menor cantidad, una variedad de orquídea que en estos días florecen profusamente color magenta en las ramas de los árboles pero que también encontramos derribadas en el suelo, pájaros, mariposas, y en lo que respecta a moluscos, vemos a la extraña babosa que encontramos el año pasado y que aquí es llamada “siete cueros” y es de color café, pero hoy encontramos también otra variedad que es de color negro (siete cueros azul, le llaman aquí), y que en vez de tener en el lomo una especie de capa de piel, tiene vestigios de una pequeña concha brillante color café.

Jorge Verduzco, el Biólogo de la expedición, está fascinado ante tanta muestra de biodiversidad y se da gusto tomando fotos y recogiendo muestras de semillas de agave, que son su especialidad. Llegamos al puerto a las 15:48 donde descansamos Roberto y yo mientras Jorge se dedica a reconocer los agaves de este lugar.

Después de un rato iniciamos el descenso por el lado opuesto del puerto, rumbo a Llano Chico, valle planísimo situado a 1750 m de altitud, a donde llegamos como a las 17:00. Después de caminar varias horas en la selva, el llano cubierto de pasto y rodeado por montañas luce sumamente atractivo, pero aún llegando a él no podemos empezar a darnos cuenta de su enorme tamaño, sino hasta que empezamos a cruzarlo en dirección de un bosque de cedros blancos que atravesamos para llegar finalmente a las casas de Don Salvador como a las 17:30. Aquí nos esperan nuestros compañeros, quienes ya han armado una colorida colonia de carpas en el patio de las cabañas.

Los recién llegados preferimos acampar en una cabaña-cocina un tanto apartada de las demás. Luego nos dirigimos a cargar agua del manantial para llevar mañana al Cerro de la Luz, y l a la cocina del rancho, donde la hermana de José nos obsequia con una deliciosa cena y café para luego retirarnos a descansar.

Al poco rato de estar acostados, empezamos a oír el ruido de algunas gotas que caen sobre las tejas de madera de la cabaña, y que en poco rato se convierten en un copioso aguacero acompañado de tremendos truenos cuyo eco rebota repetidas veces en las montañas que rodean al valle y se prolonga por largo tiempo. Al cabo de una hora o más se calma el aguacero, para volver iniciar al poco rato, y nos da la impresión de que llueve durante toda la noche. Yo me pregunto si en la mañana continuará el aguacero, y si en caso de que ya no llueva, la ladera del Cerro de la Luz no estará demasiado lodosa para poder subir a él.

Sábado 26: El Cerro de la Luz
Felizmente al amanecer ya no llueve, y nos dirigimos a las otras cabañas, donde vemos que la mayoría de nuestros compañeros movieron sus carpas para colocarlas bajo el alero del techo de las cabañas. Sólo Jorge Alberto dejó su carpa de alta montaña al descubierto.

Después de almorzar salimos cerca de las 9:10 rumbo al Cerro de la Luz, guiados por nuestro anfitrión José Rivera Buenrostro de 18 años, su sobrino Gregorio Rivera Resendiz, un poco más joven que él. Para nuestra fortuna el suelo está cubierto de una capa vegetal que filtra el agua de lluvia y el suelo no está nada lodoso, a pesar de la abundante lluvia de anoche. Ascendemos por la vereda que conduce al puerto por donde se va hacia la derecha a La Trinidad, situada a buena distancia de allí. Pero nosotros del puerto continuamos ascendiendo hacia el Cerro de la Luz. A partir de aquí la vereda prácticamente desaparece porque no es usada. José trae parte de un carrete de listón rojo que aportó Jorge Alberto el año pasado para marcar nuestra ruta, y José y Gregorio colocan marcas y despejan la vereda a golpes de machete durante el ascenso. Al igual que el año pasado, encontramos en nuestro ascenso varios arroyitos de agua muy limpia, consecuencia de las recientes lluvias. Uno de estos arroyos desciende casi desde la cresta del cerro a donde nos dirigimos.

Finalmente a las 12:17 llegamos a la cresta y pasamos al lado opuesto, doblamos hacia la derecha y rápidamente subimos hacia la cumbre del Cerro de la Luz, a donde llegamos a las 12:25 horas. El altímetro de César indica 2693 m de altitud. A nuestra llegada a la cumbre el paisaje está oculto por nubes alrededor nuestro, pero poco a poco empieza a despejarse y vemos primeramente La Silleta, luego el Llano Chico, de donde venimos, y poco después se despeja completamente el cielo pudiendo contemplar también el Llano del Conejo, el Llano de los Caballos, la Trinidad, y todo el paisaje en rededor nuestro. El paisaje es muy bello y vale la pena subir hasta aquí para poder contemplarlo y fotografiarlo.

En la cumbre nos felicitamos mutuamente por nuestro triunfo fotografiamos el paisaje, comemos algunas botanas y tomamos las fotos de grupo, recordando a Don Salvador Rivera, quien nos guió hasta aquí y con quien nos fotografiamos el año pasado. Le pregunto a José si sabe de otros grupos que suban al Cerro de la Luz, y él me contesta que no, que nosotros somos los únicos que él conoce. Entonces podemos suponer que Karla Treviño Sosa fue la primera mujer en llegar aquí, en nuestra expedición del año pasado, y que Lety Vazquez Urbina es la segunda. Finalmente a las 13:20 emprendemos el descenso, temiendo que se nuble de nuevo y nos pueda llover en el descenso.

Afortunadamente la niebla no nos alcanza durante el descenso, y alrededor de las 15:00 nos detenemos junto a un arroyito para comer y celebrar nuestro triunfo con ostiones ahumados. Luego continuamos el descenso para llegar de regreso al Llano del Conejo como a las 17:00 horas, muy satisfechos de haber logrado nuestro objetivo.

Algunos aprovechamos que es sábado para ir al arroyo y darnos un baño ecológico, es decir, fuera del arroyo para no ensuciarlo, con tina y bote. Ya refrescados pasamos a la cocina para cenar y comentar sobre los acontecimientos del día. Finalmente el cansancio nos vence y nos retiramos a descansar. Ya acostados cae otro aguacero un poco menos severo que el de anoche. Afortunadamente estamos bien resguardados y no nos causa incomodidad alguna.

Domingo 27. El Regreso
Hoy también amanece sin llover. Después de levantarnos recogemos el campamento enrollando bolsas de dormir, doblando carpas y guardando todo en las mochilas. Después pasamos a almorzar y posteriormente José y Gregorio cargan las mochilas en los mismos animales en que llegaron y a las 9:15 emprendemos el regreso con rumbo a Buena Vista. El regreso transcurre sin novedad y a las 12:42 llegamos a casa de Emilio Rivera, donde esperamos la camioneta que quedó de pasar por nosotros. A las 13:15 llega la camioneta y emprendemos el retorno hacia Xilitla, donde llegamos como a las 15:00.

Comemos, nos bañamos y descansamos un rato y a las 19:00 acudimos a la terminal de Autobuses Frontera a despedir a Lety, Armando y Jorge Verduzco, quienes se regresan a Monterrey. Jorge Alberto, Roberto y Eduardo nos quedamos un día más para visitar por la mañana del lunes el famoso paraje Las Pozas. A las 19:00 del lunes tomamos el autobús de regreso a Monterrey, a donde llegamos en la madrugada del martes.

De esta forma concluimos la tercera Excursión Extraordinaria del Club Cóndor en 2006. Ya tenemos en preparación la cuarta, al Temeroso, en Zacatecas.


Agradecimiento
Queremos reconocer y agradecer la valiosísima colaboración de Raúl Viggiano, quien al igual que el año pasado, previamente a la excursión viajó a pie hasta Llano Chico para pedir permiso para efectuar esta excursión y gestionar el transporte de nuestra carga en animales, cosa que nos favoreció mucho. Raúl hizo el año pasado la excursión al Cerro de la Luz con nosotros, y este año había confirmado su participación, pero por motivos de fuerza mayor tuvo que cambiar sus planes. Esperamos poder nuevamente excursionar pronto en su compañía.

Redactó: Eduardo Verduzco


UNIDOS Y ADELANTE
Asistentes:


Muñoz Cepeda, Roberto (i) - Retaguardia
Rodríguez Martínez, Jorge Alberto - Guía
Valdez Castillo, Armando Luis
Vázquez Urbina, Leticia (a)
Verduzco Martínez, Eduardo - Capítán
Verduzco Martínez, Jorge Armando
Viggiano Guerra, Julio César (i)

CANTO A XILITLA

Xilitla, tierra hermosa. Perfume de azares y de flor de café, neblina que acaricia (¿o acariciaba?) mi faz, canto manso de los arroyos y de las cascadas, paz para el espíritu.

Encuentro con la creación –si no hay encuentro con la creación no lo hay consigo mismo-. Hogar milenario del cangrejo de río y del cozol, olor a nitrogenación y a tierra húmeda, santuario de aves, canto de las primaveras y de los cuitlacoches en los barrancos profundos y de zenzontles y clarines en las cimas. Crujido de hojas que se reintegran a la tierra para reiniciar el ciclo vital.

Canto a la vida: habitantes de trabajo, EN PAZ CON SU ENTORNO, en equilibrio con la naturaleza. Lección de armonía: el habitante de la sierra no atenta contra su entorno: se adapta a él y no tala, no pretende modificar lo que la naturaleza ha creado; deja el árbol crecer y el arroyo correr libremente. Usa, no abusa, de los bienes de la creación (los bienes son de todos no se puede disponer arbitrariamente de ellos).

Xilitla víctima del consumismo y de la voracidad de unos cuantos. Gente alienada y alienante que ha llegado al pueblo y sigue llegando de otra manera.

Nuevas relaciones. Intransigencia de pequeños tiranos y sumisión de los vasallos a cambio de migajas de poder y de dinero.

Nuevas comunicaciones: ruido de helicópteros y de bulldozers. Repiqueteo de celulares.

Culto al poder: vale más quedar bien con el poderoso que con el pueblo.

Ocaso de un trienio (o cuatrienio). El pequeño Dios será devuelto a la tierra.  Las obras son urgentes (lo urgente es enemigo de lo importante) urge utilizar la partida presupuestal. Las arcas deben quedar vacías.

¿El dinero: es del pueblo? o de la benevolencia del pequeño Dios.

Xilitla en peligro; costumbres nuevas y extrañas nos invaden.

Tomaremos la frase de dos xilitlenses típicos: Juan Posselt “Xilitla siempre ha sido y será un pueblo sin ley”. Rómulo Espinoza: “Pobre patria mía; nido de ladrones cueva de rateros”.

Xilitla en grave peligro por los atentados criminales en contra de la naturaleza.

Xilitla ¿que te aqueja más? ¿La prepotencia y/o la impunidad de los extraños o la apatía de tus hijos queridos?

¿No esperas amado pueblo mío, más coraje, más dignidad, más valentía de tus hijos? ¿No habrá quien vele por tus maravillas naturales?

Hoy elevemos nuestra voz y convoquemos a propios y extraños a conservar, a reverenciar la naturaleza. Respetar la creación es respetar al Creador.

Autor: Julio César Viggiano Guerra

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Acababa yo de cumplir los 18 años cuando ingresé al Club Explorador Cóndor como Socio Aspirante. Aunque yo excursionaba antes de entrar al Cóndor, conocía muy pocos lugares para excursionar, y mi ingreso al Club fue como entrar a una biblioteca y encontrar multitud de libros a cual más interesante. Mi segunda excursión con el Cóndor fue durante el mes de noviembre de 1960, a las Grutas de Bustamante. Partimos en tren como a las 6 de la tarde de Monterrey, y llegamos a la estación de Bustamante a eso de las 8 de la noche. Desde allí caminamos hasta el pueblo, donde hicimos un descanso en la plaza y luego continuamos rumbo a las grutas. Mientras ascendíamos la sierra, de pronto el cielo adquirió un color rojo cereza. La raza preguntaba "¿qué es eso?" y alguien sugirió que era "la fundición" (cuando la Fundidora Monterrey estaba en operación, al vaciar la escoria candente durante las noches nubladas, las nubes se teñían de rojo), pero en este caso eso ...