Con sede en Monterrey, México, el nuestro es el Club independiente de excursionismo en activo más antiguo en el Noreste del País. Sean bienvenidos a conocer algo de nuestra larga historia. Por Eduardo Verduzco El Club Explorador Cóndor fue fundado el 10 de Mayo de 1940 a iniciativa de Rogelio Rodríguez. Él empezó a reunir el grupo, e hizo el primer reglamento de excursiones. La fundación tuvo lugar en la casa paterna de la familia Rodríguez, en la calle Yucatán, entre 5 de Febrero y 2 de Abril, en la Colonia Independencia. Se estableció una disciplina de corte paramilitar, y se instituyó el cargo de "Capitán", quien tiene la total autoridad y responsabilidad de la seguridad del grupo durante una excursión. Corrían los tiempos de la Segunda Guerra europea, que pronto se convertiría en mundial, y Rogelio tenía la noción de que en alguna forma el nuevo club tendría ocasión de prestar servicios útiles a la Patria. Las ideas que Rogelio, que conta...
5 de Mayo de 1991
Cumbres Borrascosas
Para conmemorar el 50° aniversario de la fundación del Club Explorador Cóndor se me ocurrió efectuar una conquista y llamarla "Pico 50".
Seleccionado el pico, situado entre la Eme y la Meseta de Carrillo, faltaba la conquista. Buscando una posible ruta, conquistamos en forma no premeditada el Pico Jesús Montenegro el 28 de octubre de 1990, y a la vez encontramos una posible ruta para llegar al pico que intentábamos conquistar.
Entonces les propuse a mis Compañeros Cóndores la conquista que tenía en mente. Ellos aceptaron gustosos el reto y así, el domingo 5 de mayo de 1991 hicimos el primer intento. Partimos de Palmillas; Elena, Nava, Pocho, mi hijo Gustavo, dos invitados: Carlos Hinojosa y Enrique Cortina, y Eduardo Verduzco. Nos siguió nuestra perrita collie "Lulú" como en otras ocasiones, ya que no quería perderse ninguna excursión. El clima era seminublado.
Sin novedad llegamos a la Meseta de Don Gus y continuamos hacia la Cresta de David. Allí le pedí a nuestro Capitán Jesús Nava Briano que fuera nuestro Guía a partir de allí, y a José Sánchez de la Peña que lo apoyara en la búsqueda de la ruta, dadas las reconocidas aptitudes de ambos para la escalada. La pequeña Lulú como no sabía escalar ya no nos pudo seguir y empezó a llorar, yo le ordené que nos esperara en ese lugar hasta nuestro regreso.
Nava rápidamente encontró una ruta viable, primero por la ladera norte, y luego por la angosta cresta de la Sierra Madre. Cuando llegamos a un paso donde debíamos caminar por una estrecha repisa contigua al voladero hacia el sur, es decir, hacia el Cañón de Ballesteros, y no obstante que había del lado norte una roca maciza para asirse a ella, mi invitado Carlos Hinojosa prefirió esperarnos en ese lugar. Esa repisa tiene menos de dos metros de longitud y los demás pasamos con precaución pero sin problemas. Continuamos avanzando hacia el poniente y como a las 12:00 llegamos por fin al ansiado Pico 50. El pico es relativamente espacioso, como lo son el Pico Montenegro y el Copete de las Aguilas, pero a diferencia de los mencionados, tiene más vegetación de tipo arbustos y hasta pinos. Al igual que en el caso del Pico Montenegro, no encontramos indicio alguno de que esa cumbre hubiera sido visitada antes por seres humanos (ausencia total de basura, de ramas cortadas, de pintas, etc.). El clima era brumoso y en ratos las nubes ocultaban la cumbre del Pico Montenegro.
En la cumbre nos felicitamos, tomamos fotos, comimos algo, hicimos el saludo al Banderín y emprendimos el regreso, ya que el clima presagiaba lluvia. Regresamos por la misma ruta, llegamos hasta donde nos esperaba Carlos y continuamos hacia la Cresta de David. Aquí buscamos a Lulú pero no estaba, supuse que habría regresado sola a Palmillas como cuando conquistamos el Pico Montenegro. 1
Empezamos el descenso hacia la Meseta de Don Gus y en ese tramo nos alcanzó un fuerte aguacero, pero continuamos descendiendo pues no había dónde guarecernos. Después de un rato cesó la lluvia pero toda la sierra estaba empapada, incluyéndonos a nosotros. Durante el descenso hacia Palmillas Enrique sufrió un resbalón sin más consecuencia que enlodarle todo el pantalón por la parte posterior y gran parte de su playera.
Y de esta manera efectuamos esta conquista que dedicamos con mucho cariño a nuestro Club Explorador Cóndor.
Redactó: Eduardo Verduzco
1 Al regresar a Palmillas tampoco encontramos a Lulú.
El martes siguiente la oímos ladrar muy alto en la sierra,
y el miércoles organizamos su rescate entre mi buen amigo
Fernando Lozano Romo y yo.
Durante el rescate encontramos un oso negro.
Comments
Post a Comment