Con sede en Monterrey, México, el nuestro es el Club independiente de excursionismo en activo más antiguo en el Noreste del País. Sean bienvenidos a conocer algo de nuestra larga historia. Por Eduardo Verduzco El Club Explorador Cóndor fue fundado el 10 de Mayo de 1940 a iniciativa de Rogelio Rodríguez. Él empezó a reunir el grupo, e hizo el primer reglamento de excursiones. La fundación tuvo lugar en la casa paterna de la familia Rodríguez, en la calle Yucatán, entre 5 de Febrero y 2 de Abril, en la Colonia Independencia. Se estableció una disciplina de corte paramilitar, y se instituyó el cargo de "Capitán", quien tiene la total autoridad y responsabilidad de la seguridad del grupo durante una excursión. Corrían los tiempos de la Segunda Guerra europea, que pronto se convertiría en mundial, y Rogelio tenía la noción de que en alguna forma el nuevo club tendría ocasión de prestar servicios útiles a la Patria. Las ideas que Rogelio, que conta...
Exc. 2003/14 - 1a Fuerza - 30 de marzo de 2003
Puntualmente, como siempre, llega Jorge Rodríguez a la cita en compañía de su sobrina Lily. Pronto llegan los demás compañeros y nos ponemos en marcha. En la caseta de cobro están enterados de nuestros permisos autorizados, pero a diferencia de ocasiones anteriores, no nos entregan dichas autorizaciones para mostrarlas nosotros a los guardabosques que nos la soliciten.
Empezamos a caminar en Chipinque a las 7:20 AM. rumbo al Pinar. El clima despejado y frío. A poco andar nos alcanzan dos guardabosques en una camioneta. Les informamos que tenemos dos permisos, de lo cual ellos parecen estar ya enterados, pero nos preguntan si nos acompañan menores de edad y si traemos suficiente agua. Luego prosiguen su camino.
Del Pinar al entronque de veredas Copete-Ventana, el ascenso transcurre sin novedad. Aquí Jorge y Lily se despiden porque Jorge tiene que atender un compromiso familiar, y prosiguen rumbo a Chipinque vía la Ventana. Nosotros empezamos a subir al Copete a las 10:12AM, con mucha precaución para no desprender piedras que puedan herir a nuestros compañeros. En el camino saludamos a Salvador Villalonga, quien cuenta con más de mil ascensiones al Copete, que desciende con un compañero.
En los tramos de escalada, nuestro Capitán Chuy Nava, en forma muy profesional, revisa la firmeza de los anclajes colocados en la roca, coloca y anuda la cuerda y atiende personalmente a cada uno de los que subimos, dándonos instrucciones de dónde pisar y dónde asirnos, cuándo avanzar y cuándo detenernos para evitar el peligro de lastimar o ser lastimados por piedras que pudieran caer. Nuestra seguridad es su principal preocupación.
Finalmente a las 11:57 AM estamos todos en la cumbre del Copete, que nos ofrece un maravilloso panorama, que provoca exclamaciones de asombro de quienes ascienden esta sierra por vez primera, y silenciosa admiración de quienes ya hemos tenido el privilegio de estar aquí, al contemplar la cordillera que está hacia el sur. La Eme, Las Mitras y La Silla quedan a nuestros pies, mientras que La Calle se yergue imponente todo un kilómetro por encima nuestro.
El libro de cumbres despierta nuestra curiosidad, turnándonos para leerlo y anotar nuestras reflexiones en el mismo, mientras los demás compañeros toman fotografías y contemplan detenidamente el panorama, queriendo grabar en la memoria cada uno de los innumerables detalles. Luego procedemos a compartir y consumir nuestros alimentos, que saboreamos con la sazón del esfuerzo realizado y del objetivo cumplido.
Terminada la comida, tomamos fotos del grupo que serán para la historia del Cóndor, luego saludamos a nuestro glorioso Banderín, y a las 13:00 horas iniciamos el descenso con toda precaución, supervisados estrictamente por nuestro Capi Chuy Nava. El tramo de escalada lo recorremos lentamente, uno por uno para no arriesgar el lanzar piedras a nuestros compañeros, y a las 14:20 lo hemos superado todos. A las 15:15 llegamos al entronque de veredas, y continuamos el descenso hacia el Puerto del Aire, a donde llegamos a las 16:27, y sin detenernos, continuamos hacia Chipinque, donde llegamos una hora después y damos por terminada esta maravillosa excursión, que nos ha deparado muchas emociones y satisfacciones.
Nuestro Capitán agradece a todos los participantes a esta excursión por su acatamiento a las medidas de seguridad, y espera que la excursión haya satisfecho sus expectativas.
Redactó: Eduardo Verduzco
UNIDOS Y ADELANTE
Asistentes:
Gonzalez Corona, Sergio Ramón - Abanderado
González Rodríguez, Lily (invitada)
Madero Frech, Andrés (invitado)
Nava Briano Jesús Jr. - Capitán
Olvera González, Eusebio Oswaldo
Rodríguez Martínez, Jorge Alberto
Rodríguez Padilla, R. Andrés
Rodríguez Rodríguez, César
Rodríguez Rodríguez, David
Saca von der Meden, Gerardo (invitado)
Verduzco Martínez, Eduardo - Retaguardia
Yeverino, Erwin (invitado)
El llamado de la Sierra Madre
Al descender del Copete de las Águilas, a eso de las 3 PM y aún con la euforia de la adrenalina, me comenta Chevo: “¡Cuántas personas nos consideran locos porque madrugamos el domingo para subir a una montaña! ¡Yo, en cambio me considero privilegiado”!
Y cuando llegamos a la bifurcación de veredas Copete/Ventana, encontramos a un solitario caminante que ha subido por la vereda que parte del Pinar. Nos pregunta a dónde va la vereda y le contestamos que al Copete. Entonces dice: “Voy a ver hasta dónde alcanzo a llegar”.
Nava le explica que aquí empieza el tramo de escalada, y que no es aconsejable acometerlo en solitario. Le comenta la posibilidad de subir y luego no poder bajar. Además, le advierte del peligro de que oscurezca antes de llegar de regreso al camino de regreso a Chipinque. Convencido por estos argumentos, nuestro interlocutor opta por regresar junto con nosotros.
Este caminante, originario de otra ciudad, y sin experiencia en excursionismo, ha iniciado su caminata en la tarde, hora poco propicia para un ascenso, impulsado por el deseo de conocer un poco de la Sierra. Ha experimentado y acatado, al igual que nosotros desde hace muchos años, ese llamado, hecho sólo a algunos pocos privilegiados, al que alude la canción “Sierra Madre”:
Desde las más altas regiones de la sierra
extraña fuerza me arrebata el corazón,
es el llamado del boscal y de la tierra,
es el llamado de su vieja tradición.
Efectivamente, la Sierra Madre nos invita a que la visitemos para que la conozcamos; desea compartir con nosotros sus secretos y tesoros, sus bosques y arroyos, y sobre todo, sus cumbres “que ha siglos, engendraron el anhelo de romper las nubes... y tocar el cielo”. En resumen, nos invita a conquistarla.
Por su parte, nuestro buen compañero y amigo Jorge Alberto Rodríguez, nos decía recientemente, haciendo referencia a su primera excursión, que fue al Pico Cóndor en mayo de 1963:
“Desde entonces contraje esta enfermedad, de la que no me he podido curar”.
Y yo añadiría que, además de no haber podido curarse, tampoco ha querido hacerlo.
Eduardo Verduzco
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