Con sede en Monterrey, México, el nuestro es el Club independiente de excursionismo en activo más antiguo en el Noreste del País. Sean bienvenidos a conocer algo de nuestra larga historia. Por Eduardo Verduzco El Club Explorador Cóndor fue fundado el 10 de Mayo de 1940 a iniciativa de Rogelio Rodríguez. Él empezó a reunir el grupo, e hizo el primer reglamento de excursiones. La fundación tuvo lugar en la casa paterna de la familia Rodríguez, en la calle Yucatán, entre 5 de Febrero y 2 de Abril, en la Colonia Independencia. Se estableció una disciplina de corte paramilitar, y se instituyó el cargo de "Capitán", quien tiene la total autoridad y responsabilidad de la seguridad del grupo durante una excursión. Corrían los tiempos de la Segunda Guerra europea, que pronto se convertiría en mundial, y Rogelio tenía la noción de que en alguna forma el nuevo club tendría ocasión de prestar servicios útiles a la Patria. Las ideas que Rogelio, que conta...
Exc. 2004/20 - 1a Fuerza - 7 y 8 de agosto de 2004
Mi reseña del Fuji-San
Pues sìiiiiiii!... se me hizo lo del Fuji, con mucho esfuerzo y estrés, pero llegamos. Recién llegamos a Japón, un grupo nos pusimos de acuerdo para subir al Monte Fuji, “iremos en Agosto” nos decíamos. Parecía demasiado lejos la fecha pero al fin llegó.
El Monte Fuji es la montaña más alta de Japón, mide 3,776 mts de alto sobre el nivel del mar y está ubicado en los límites de las prefecturas de Shizuoka y Yamahashi. Los japoneses le llaman con afecto Fuji-San (así como nosotros le llamamos “Don Goyo” al Popo) y se le considera como el símbolo más reconocido y querido del Japón.
Cada año, gente de todas las edades intenta subir la montaña. La estación de ascenso es corta, este año empezó de Julio 1° y termina en Agosto 26, y en este rango de fechas miles de personas cada día desafían la pendiente del volcán. Todavía se puede subir fuera de esas fechas, sólo que los albergues estarán cerrados, por lo que es necesario portar con un certificado de montañista y avisar a las autoridades locales. En nuestro caso decidimos no tomar riesgos.
Lo coordinó Pepe Gómez: de Nagoya fuimos 7; las 5 chicas: Hiromi, Rocío, Sara, Suhey y yo; además nos acompañaron: Julio y Gustavo. Había amigos de Tokio, Chiva, Kanasawa, etc. En total éramos 15 mexicanos.
Nuestro plan era seguir lo que nos recomiendan todos las guías del Fuji: empezar a caminar en la tarde para llegar a la cumbre y ver el amanecer. El pronóstico era tomarse 7 horas en el ascenso y 3 en el descenso... ¡ja! que equivocados estábamos.
Empezamos desde la 5ta estación a 2,305 mts. La ruta que tomamos fue la de Kaguaguchiko-guchi. Es la ruta más popular y se supone que segura por el número de centros de auxilio y alojamientos que tiene.
Hicimos muchos preparativos: cada quien consiguió su equipo personal: botas, mochila, impermeable, lámpara de cabeza, ropa para todo clima (de preferencia en capas para poder cambiar fácilmente pues la temperatura puede variar de 0 a 30°C), guantes, pantalones largos, agua, alimentos (al menos dos comidas y snacks), bloqueador, oxígeno, etc. Era una lista interminable que hizo que mi mochila pesara casi 10 kg! Ahh y aparte papel de baño biodegradable y una bolsa de basura para regresar la que generemos (no hay botes de basura en ninguna estación, uno se la tiene que traer de regreso a casa para que sea clasificada y reciclada).
Tomamos el camión de Hoshigaoka a las 8:15 AM del sábado y llegamos a Kaguaguchiko alrededor de las 11:30 AM. De ahí compramos un boleto a la 5a estación Go go me, y antes de salir nos dispusimos a llenarnos de carbohidratos con una rica y pesada pasta italiana.
Llegamos a Go go me como a las 4:30 PM, ahí ya estaba Pepe y los de Tokio (Adrián, Claudia, Claudio, Víctor) y los de Chiva (Victoriano y Gladis). El grupo empezó a crecer conforme pasaba el tiempo.
A pesar de que estaba más o menos preparada, algunos hemos tenido que comprar un impermeable extra (uno más a parte del que ya traíamos) pues la lluvia estaba más intensa de lo que esperábamos.
Finalmente y después de algunos ajustes del horario empezamos el ascenso a las 7:30 PM. Al principio de la ruta nos encontrábamos con grupos de excursionistas que nos gritaban gambate ne!... (do your best) en México me ha tocado que nos dicen “ya falta poco” pero este “gambate” me parecía algo así como “¡no saben lo que les espera!”
No les voy a hacer el cuento largo, pero basta decirles que después de las primeras 4 horas de camino, yo ya estaba mojada por fuera (debido a la lluvia) y por dentro (debido al sudor) me cambié 3 veces de ropa y calcetines y aun así los mojé todos. Incluso Hiromi decidió quedarse en la 7a estación para seguir al siguiente día... luego, eso nos daría un estrés extra al descenso.
Ya casi como a los 3,600 mts empecé a sentir los efectos de la hipotermia, temblaba sin control. Me detuve en un albergue a tomar una Mizo soup (es una sopa muy común en Japón hecha de soya y algas); seguí adelante, me acompañaba Sara. Después de un rato todavía estaba temblando. Lo que pasa es que esa misma noche había 6,500 personas escalando la montaña y conforme vas llegando a la cima, la ruta esta más congestionada. Pues los que están en los alberques empiezan a salir de ellos para encontrar el amanecer en la cima. Es tanta la gente que uno avanza un paso cada 5 segundos... ¡muy lento como para conservar el calor!
Decidí detenerme en un albergue, Sara se solidarizó conmigo y se quedó ahí también. Eran como las 3 AM (ya llevábamos 7 horas caminando), dejamos pasar como hora y media, la ruta se despejó de gente, el amanecer empezó y después de ver el sol, seguimos el ascenso. Ya faltaban como 200 mts. Finalmente llegamos a la cumbre como a las 6 AM.
En la cumbre ya habían llegado: Dorval, su novia, Oliver, su novia, Ernesto, Nora, Alejandro, Zato (la del chokudo de Osaka) y una amiga... creo que son todos. Después de felicitarnos, algunos recorrieron en lo posible el cráter. Otros tomamos la foto oficial, desayunamos, etc. Estábamos cansados y a la vez maravillados con la vista.
También comentamos los diferentes problemas que hemos tenido, por ejemplo, Rocío y Suhey hicieron uso del oxígeno que llevábamos pues les era difícil respirar. Ernesto estaba cansadísimo pues inició mucho después que nosotros y llegó al mismo tiempo.
En el cráter uno puede encontrar más centros de alojamiento, sanitarios, una pequeña oficina postal, incluso algunos souvenirs. Ah, también algunas compañías de teléfonos celulares tienen señal por lo que, los suertudos de contar con dicho servicio pueden llamar y compartir su experiencia en vivo y en directo. Es costumbre también, llevar una ofrenda, generalmente son cascabeles en un listón y dejarlo en una especie de altar o marco de puerta (al estilo japonés) de madera. En los lados del marco, se le incrustan monedas en señal de ofrenda.
Los de Tokio descendieron como a las 7:30 AM pues solo así lograban llegar a tiempo a su tren. Nosotros planeamos descender después de las 9 AM. Ya sabes lo organizados que somos y empezamos el descenso a las 9:30, empezó Sara, y al mismo tiempo salieron Dorval y su novia, yo los seguí, ya tenia muchas llagas en mis piernas por los calcetines y a parte sólo me quedaba medio litro de agua y quería bajar sin calor lo más posible.
El descenso es menos escarpado pero lleno de piedra volcánica suelta. Me tomó 2 horas y media (lo hice rápido por la falta de agua) y parecía como un chorreadero, fue divertido ... ¡sólo me caí dos veces!
En seguida bajó el resto del grupo y se supone que Hiromi nos esperaría en uno de los puntos donde se unen las rutas de ascenso y descenso (no son las mismas rutas). El caso es que a Hiromi no le permitieron tomar dicho camino por lo que, con mucho esfuerzo y al final satisfacción llegó a la cumbre y luego descendió. Se reunió con Rocío y Gustavo como a las 12:30 PM y nuestro camión salía a las 3:15 PM!!! Después de un esfuerzo verdaderamente heroico, llegaron a tiempo para no perder ningún trasbordo.
Eran las 11:30 PM cuando llegamos al Chubu, nuestra casa de Nagoya, estábamos verdaderamente cansados, pero con ganas de comentar todos los detalles, los colores del amanecer, las formas de las piedras, la amabilidad de la gente, el paso de las nubes, etc.
Redactó: Margarita Alanis Rodríguez
UNIDOS Y ADELANTE
Asistentes:
Margarita Alanis Rodríguez
MAYI EN EL FUJIYAMA
“Me dan pena los muchachos que creen que son jóvenes sólo porque son desgarbados y gamberretes. La juventud es mucho más. Es pasión, esperanza, audacia, autoexigencia, aceptación del riesgo, elección de las cuestas arriba. Y luz en la mirada.” José Luís Martín Descalzo
Muchos mexicanos viajan a Japón todos los años, ya sea en plan de turismo, de negocios o de estudios. Sin embargo, hasta ahora no hemos sabido de alguno de ellos que haya escalado el Monte Fuji, famoso por su bello perfil, orgullo y máxima altura de Japón.
Pero nuestra apreciable Compañera Margarita (Mayi) Alanis Rodríguez, es la excepción. Acostumbrada a buscar siempre su superación personal y profesional, Mayi no ha desatendido la oportunidad para superarse también como montañista. Aprovechando una estancia de varios meses en Japón, para especializarse en “Administración de la Calidad a lo Ancho de la Compañía”, ha querido buscar un triunfo más y brindárselo a su querido Club Cóndor.
Desde antes de emprender su viaje a Japón, Mayi ya tenía la intención de subir al Monte Fuji, y como no deseaba hacerlo sola, lo primero que hizo al llegar a Japón fue reclutar un grupo de entre sus compañeros estudiantes Mexicanos. A la pregunta de si le resultó difícil formar ese grupo, contesta Mayi: “Pues no, sólo fue cuestión de publicar mis intenciones y los voluntarios se empezaron a apuntar”. Aunque Mayi lo pinta muy sencillo, sin duda los otros jóvenes deben haber encontrado en ella claras dotes de liderazgo, para animarse a formar parte de su grupo.
Acerca de su grupo, comenta Mayi: “Algunos de ellos, sobre todo los muchachos ya habían hecho excursiones a algunos picos de México; las muchachas son las que tenían menos experiencia, aun así, gracias a Dios todos llegamos”.
Después tuvo que buscar información, adquirir equipo, decidir la fecha más propicia, prepararse físicamente durante meses y mantener el interés de sus compañeros durante todo ese período.
Ciertamente no fue un ascenso fácil: fueron casi diez horas de ascenso principalmente nocturno, con un clima muy desfavorable por lo lluvioso y lo frío, pero nada de esto detuvo a Mayi y a su grupo.
Sobresaliente Ingeniero Químico Administrador, escritora, montañista, y Compañera, y poseedora de una gran fe en Dios, el Cóndor se siente muy ufano de tenerla en sus filas.
Enhorabuena, Mayi. Una vez más, nos das muestra de ponerte retos y de cumplirlos, en otras palabras, de ser un auténtico Cóndor.
Eduardo Verduzco
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