Con sede en Monterrey, México, el nuestro es el Club independiente de excursionismo en activo más antiguo en el Noreste del País. Sean bienvenidos a conocer algo de nuestra larga historia. Por Eduardo Verduzco El Club Explorador Cóndor fue fundado el 10 de Mayo de 1940 a iniciativa de Rogelio Rodríguez. Él empezó a reunir el grupo, e hizo el primer reglamento de excursiones. La fundación tuvo lugar en la casa paterna de la familia Rodríguez, en la calle Yucatán, entre 5 de Febrero y 2 de Abril, en la Colonia Independencia. Se estableció una disciplina de corte paramilitar, y se instituyó el cargo de "Capitán", quien tiene la total autoridad y responsabilidad de la seguridad del grupo durante una excursión. Corrían los tiempos de la Segunda Guerra europea, que pronto se convertiría en mundial, y Rogelio tenía la noción de que en alguna forma el nuevo club tendría ocasión de prestar servicios útiles a la Patria. Las ideas que Rogelio, que conta...
Exc. 2010/54 - 2a Fuerza - 8 de agosto de 2010
El estar más arriba nos hace poder ver paisajes más hermosos. Esto es algo que se puede decir con certeza en el mundo del montañismo. Creo también que es la razón por la cual hace que “trepar cerros” o escalar sean de las actividades de los más bellas y enriquecedoras.
En el mundo de la escalada en roca se dice mucho: "siempre para arriba" o “tirar a matar”. Es un deporte muy bonito y retador. También es divertido porque no es tan fácil perderse ya que siempre es para arriba... o para abajo. He sido escalador por alrededor de 8 años y recientemente me dio por subir cerros. Es una actividad que he llegado a apreciar mucho y que me ha dejado sorprendido. Me motiva mucho que he podido subir montañas con personas excepcionales y participar en excursiones y actividades de reconocidos clubes de montaña de la ciudad.
En la última excursión en la que participé, tuve la oportunidad de hacer un intento de ascender al Pico 50 con el Club Explorador Cóndor. Digo intento porque finalmente ascendimos al Nido del Cóndor. Es un lugar excepcional que tiene un agujero que atraviesa la pared de roca en la cresta de la Sierra Madre, al poniente de la “M”. Esta hermosa y simbólica montaña ofrece unas increíbles vistas y accesos a formaciones de roca inigualables.
La idea original de esta expedición era que alcanzáramos el Pico Montenegro para después explorar la ruta al Pico 50 que tiene solo unos cuantos ascensos y hace mucho no se repite. Estos picos están localizados en la sierra hacia el poniente de la M (rumbo a la Huasteca). La cresta de esta montaña ofrece unas increíbles vistas y un contraste de paisajes espectaculares. Del lado norte se tienen faldas boscosas y se sube por brechas a los distintos picos. Ya para subir a la cresta hay “escaladitas" más escarpadas y divertidas y finalmente, al llegar a la cresta, se deja ver el asombroso precipicio rocoso de la cara sur y una vista inigualable hacia el sur.
Así entonces pudimos contemplar unos paisajes espectaculares. De un lado las nubes, por debajo la ciudad y asomándose los cerros de La Silla y Mitras. Del otro lado, la Huasteca, los ríos que desembocan ahí y las maravillosas líneas y picos de la cordillera de la Sierra Madre Oriental que se extiende a lo largo del horizonte visible desde ese punto.
Algo que me gustó mucho también, fue la calidad de la roca caliza que hay en las crestas de la M. Es ideal para la escalada de aventura y cuenta con una grandiosa pared vertical y vistas increíbles. Inclusive una de las personas que vio las fotos me comentó, “Los vemos (los cerros) siempre desde abajo y no nos imaginamos como son allá arriba.” Tiene mucha razón.
Esto que les cuento hizo que de excursión algo inolvidable. Y por si fuera poco, tuve también el honor de conocer a un personaje que es Jesus Cedillo, Decano del club Cóndor y conquistador del Pico 15. El fue uno de los primeros escaladores de la Huasteca en los años 50s y nos contó de cuando pusieron los primeros clavos y subían con cuerdas de “ixtle” e inclusive haciendo rappel SIN ARNÉS... ¿Cómo la ven? Este señor de casi 80 años subió y bajó con nosotros, abriendo brecha y sin ningún problema. Yo soy su fan.
En fin... que no se diga más y espero que hayan disfrutado de esta reseña y las fotos tanto como yo disfruté de haber asistido a tan importante expedición. Quedan pendientes: Pico Montenegro y Pico 50 hacia el poniente, y al oriente un pico desconocido con cresta escarpada y de rocas movedizas. ¿Algún escalador/montañista que se quiera unir a la aventura?
“El mejor escalador del mundo es aquel que se está divirtiendo más.”
Siempre para arriba!
Redactó: Jonathan B. Gibler
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Aprovechando la invitación del club explorador Cóndor para subir al pico Montenegro, acudimos 4 Trepacerros: Rob Santos, Jonathan Gibler, Joaquín Cisneros y yo (Leonardo Zamora); encontrándonos a las 6:15 AM en el punto de reunión a los Cóndores anfitriones de la excursión: Jorge Belden, Don Jesús Cedillo, Noralba Cerda y Emanuel Hernández.
Partimos juntos hacia la caseta de Olinalá para luego partir hacia el inicio de la vereda, ahí nos encontramos a Eduardo Verdusco, quien por problemas de salud no podría acompañarnos, los demás emprendimos el recorrido procurando no hacer mucho ruido.
Nos dirigimos al final de la calle y subimos a una cisterna por una escalera metálica y sobre la cisterna otra escalera que nos llevaba al inicio de la vereda. Jorge sería el guía de la expedición, y lo seguimos a buen paso, don Jesús y Emmanuel tomaron la retaguardia, tomamos un ritmo bastante fluido sin percatarnos de que casi al principio un árbol había obstruido el sendero correcto y seguimos una vereda equivocada que subía en línea recta por una traza limpia para luego desvanecerse.
Aquí buscamos el camino perdido, incluso logramos ver algunas marcas, pero no hallamos el sendero, Jorge y Nora eran los únicos que conocían y mencionaron que efectivamente el sendero se perdía pero buscando lo encontraríamos; así que optamos por buscar la salida, al no encontrarla nos enfilamos casi en línea recta hacia arriba, abríendonos camino entre la espesura, esquivando plantas y espinas; el proseguir por esta sección fue realmente exigente, y Don Jesús (77 años) los hizo a la par que todos.
Luego de una hora de camino por lo que llamamos la vereda fugaz, finalmente dimos con la vereda correcta que nos pareció una verdadera avenida, al voltear hacia atrás simplemente no distinguíamos fácilmente por dónde habíamos salido. Luego de un corto descanso continuamos por el sendero correcto para rodear una meseta saliente por una cañada al poniente, para más adelante llegar al hombro de la saliente que nos conectaba al cuerpo principal para luego entrar a la meseta de Don Gus, donde nos encontramos indicios de un campamento.
De aquí Jorge nos explicó que surgen 3 rutas distintas una al oriente, centro y poniente; que llevan una al Nido Cóndor, otra al pico Montenegro y la otra a otro sitio. Ubicamos el sendero que partía al sur desde el campamento y seguimos el trazo. La meseta de Don Gus contenía un espeso bosque de pino-encino, de aquí en adelante la vereda no estaba muy clara, y debíamos ubicar las marcas.
Gibler y Rob marcharon al frente seguidos de los demás, siguiendo las marcas, directo al sur, sin percatarnos que nos dirigimos hacia un punto desconocido para Jorge, el puerto Lalito donde encontramos un libro que lo nombraba como Calabaceñas, aquí descansamos un poco y tomamos fotos, pensando que el pico a nuestro costado poniente era el 50, cuando en realidad era el Montenegro. Cuya vereda no vimos correr al poniente.
Decidimos seguir juntos hacia el Montenegro, dejando el 50 para otra ocasión, sin saber que nos dirigíamos al Nido Cóndor dejando atrás nuestro objetivo original. Exploramos un poco, cuando luego de bordear un pico los primeros se encontraron un agujero en la cresta del cerro, y los que conocían los reconocieron como el Nido Cóndor. Algunos nos metimos al nido, y los trepas luego subimos a la cresta.
Mientras los demás nos esperaban mientras comían exploramos la endeble cresta, donde había rocas flojas, con la intención de subir al punto más alto al oriente, pensando sería un pico, más tarde nos dirían que no era un pico realmente; como el tiempo se nos terminaba decidimos regresar con la esperanza de regresar en otra ocasión.
Comimos y ya todos juntos emprendimos el regreso, ahora buscando las marcas que nos dirigirían al punto del campamento, fue una buena tarea de buscar las marcas y encontrar el sendero, donde apoyados por GPS llegamos al sitio deseado.
Ya en el campamento el camino de regreso está bastante bien trazado, y lo seguimos sin inconvenientes, aprovechando en uno de los descanso para que Don Jesús nos contara de cómo pusieron la cruz en el Pico Sur o Pico Cóndor del Cerro de la Silla en el año de 1950, una árdua labor de nueve meses.
Seguimos el sendero hasta llegar al punto donde erramos de subida ya muy cerca del inicio de la vereda donde tomamos la escalera (uno por uno) para bajar al fraccionamiento y avisarle a Eduardo Verduzco quien muy amablemente junto con su esposa no invitaron a una rica comida, que le aceptamos a nuestro anfitrión no sin pena por lo sudados y sucios que nos encontrábamos.
Luego de la agradable plática y comida posterior a nuestra excursión emprendimos el retorno a nuestros hogares satisfechos por la grata experiencia del día.
Redacto: Luis Leonardo Zamora
Unidos y Adelante
CLUB EXPLORADOR CONDOR
Asistentes:
Belden Torres, Jorge
Cedillo Peña, Jesús
Cerda Amaya, Noralba
Cisneros Reyes, Joaquín (Trepacerros)
De los Santos Hernández, Roberto (Trepacerros)
Gibler Ocampo, Jonathan (Trepacerros)
Hernández Troncoso, Emmanuel Gregoire
Zamora Leal, Luis Leonardo (Trepacerros)
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