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El Cóndor ayer

Con sede en Monterrey, México, el nuestro es el Club independiente de excursionismo en activo más antiguo en el Noreste del País. Sean bienvenidos a conocer algo de nuestra larga historia. Por Eduardo Verduzco El Club Explorador Cóndor fue fundado el 10 de Mayo de 1940 a iniciativa de Rogelio Rodríguez. Él empezó a reunir el grupo, e hizo el primer reglamento de excursiones. La fundación tuvo lugar en la casa paterna de la familia Rodríguez, en la calle Yucatán, entre 5 de Febrero y 2 de Abril, en la Colonia Independencia. Se estableció una disciplina de corte paramilitar, y se instituyó el cargo de "Capitán", quien tiene la total autoridad y responsabilidad de la seguridad del grupo durante una excursión. Corrían los tiempos de la Segunda Guerra europea, que pronto se convertiría en mundial, y Rogelio tenía la noción de que en alguna forma el nuevo club tendría ocasión de prestar servicios útiles a la Patria. Las ideas que Rogelio, que conta...

EL SAPO


Exc. 2009/06 - 1a Fuerza - 31 de enero y 1 de febrero 2009



La convocatoria fue hecha por los Cimarrones de Villa de García. El motivo, más que una Confraternidad, era la tradicional ceremonia anual de festejar los cumpleaños de varios de los más honrados de sus miembros (como sabrán, la Confraternidad de los Cimarrones se realiza anualmente en Noviembre). Nos apuntamos 2 Cóndores para acompañarlos a tan desafiante aventura. El reto era acampar en el mismo Sapo el sábado y bajar el domingo a la ceremonia de cumpleaños.

El punto de reunión quedó fijado para las 7 AM en la Puerta del Panteón municipal (¿mal augurio?). Así llegamos Ernesto Garza Osti y Felipe Nacher. Muy puntales llegaron tres autos de los Cimarrones. Nos saludamos con todos los honores y partimos rumbo al rancho-basurero-marranero, puerta principal de la ruta al Sapo. Dejamos los autos en dicho lugar, no sin taparnos con lo que pudimos nuestras narices. Era desolador ver ese espectáculo de basura, huesos viejos, perros tilicos, hedor mortal. Nada nos desanimó, seguimos nuestra ruta ascendente a la cabeza del Sapo, quien de re-ojo nos veía y nos sonreía desafiante.

Iniciamos la expedición: Víctor Marmolejo, Paco Mora y Erwin, este último prospecto de Cimarrón (era su primer ascenso a su vecino Sapo), por Cóndor Ernesto y yo. Paco se fue quedando muy atrás y nos dijo que no nos preocupáramos por él. Víctor nos iba indicando la ruta, que en la base presenta algo de confusión por los canales naturales de los cañones.

Al cabo de una hora llegamos al primer-y creo que único arbolito de buen tamaño. Ahí conversamos un rato. Víctor traía la consigna de vencer su record de 4 hrs. Le dijimos que conocíamos el camino ya que habíamos subido una única vez con Paco Mtz. Estrada. Al saber que no había riesgo de que nos perdiéramos, empezó a tomar ventaja después del descanso y no lo volvimos a ver sino cerca del Lomo (pero él ya de bajada!).

Erwin y yo tratamos de ir a su paso pero fue imposible. Llegamos a la famosa cueva donde todos los Cimarrones acamparían esa noche- después supimos que subirían a diferentes horas 3 Cimarrones más, entre ellos Juan Reyes, creo que su líder. Al llegar a la cueva le dejamos un radio a Ernesto para no perderlo de localización. Se reportó 10 minutos después de que dejamos la cueva hacia la espalda baja del Sapo. Ernesto venia batallando con sus tenis por eso se quedó un poco atrás.

Erwin y yo llegamos a tierra colorada, donde los Cimarrones nos sugirieron acampar. Como no se apreciaba vista panorámica, descarté ese lugar, muy a mi pesar porque implicaba seguir subiendo con sleeping y tienda de campaña. Al llegar poco antes del lomo los calambres me hicieron presa. Es el mayor esfuerzo físico que he experimentado en mi corta vida de excursionista. Ahora entiendo por qué se reía el Sapo (al verme ha de haber dicho “cómo osas subir con tanto peso, lacayo”). Pues saqué fuerzas no sé de dónde (creo que del Gatorade –gol por el comercial) pero llegamos al Lomo y vimos una vista genial. Era la penúltima loma antes de la cabeza-ojos del Sapo.

Poco antes del Lomo nos alanzó Ernesto-que ya venia más repuesto después de que se paró a comer- y Víctor, quien súper atleta, ya venía de regreso. Nos saludamos, nos dio palabras de aliento (yo lo que quería era que me ayudara con mi mochila). Víctor hizo 4 hrs. y media y lo encontramos a la 1 PM. Llevábamos desde las 7:30 AM que inició la aventura, 5 hrs. y media y todavía faltaba fácilmente una hora!.

Al ver la cabeza-ojos del Sapo desde el Lomo me dije: Aquí debemos acampar!! Convencí a mis compas, quizá más que por la espectacular vista, por querer todos dejar las maletas al fin. Tomamos las cámaras y agua y nos enfilamos hacia la cabeza para hacer cima. La vista ahí luce desafiante. ¿Por dónde vamos a pasar? –me dijo asustado Ernesto. No te apures, se ve más difícil de lo que es, le contesté. Estoy seguro de que no me creyó pero siguió caminando detrás de Erwin y de mí. El vacío hacia ambos lados y lo estrecho de la vereda nos asustó pero pronto superamos ese tramo y enfilamos por detrás de la cabeza hacia la cima. La alcanzamos justo a las 14 hrs., ¡6 hrs. y media después!

Tomamos fotos y disfrutamos el paisaje. Vimos lo que yo le llamo “los dedos del Sapo” y que la gente de García dice que es el penacho del Indio o bien, el famoso “fraile” que le da nombre a toda la montaña. A las 5 nos alcanzó Paco Mora, quien era el que se había quedado muy atrás desde el principio. Ernesto se había preocupado por él. “¿Se sabrá el camino?” nos dijo cuando nos alcanzó en el Lomo, al preguntarle nosotros por él. “Se quedó muy atrás”,-nos contestó.

Resulta que Paco Mora ¡¡es el fundador de la ruta!! –¡claro que se sabía el camino! En la cima nos contó el experimentado Cimarrón que lleva 87 veces escalando el Sapo. Que planea completar las 100 antes de dos años. Estuvo contándonos anécdotas de Ovnis que ha visto en el Sapo y de víboras y pumas. La charla fue amena en la cima. Nos acompañó al Lomo de regreso donde prepararíamos la tienda para acampar. Nos mostró que incluso en la Cima hay buen lugar para pernoctar con carpa –claro, él ya lo hizo en su subida número 65.

Armamos la carpa a un lado de la vereda, en el mismo Lomo con la vista hacia Monterrey y la cabeza del Sapo. Apuntamos nuestras cámaras para el amanecer, cenamos frente a la carpa y para los 8 PM nos ganó el cansancio. Nos metimos a la carpa pero de pronto escuchamos a dos Cimarrones quienes estaban por hacer cima. Los saludamos y le prestamos una linterna a uno de ellos. A la hora llegó Juan Reyes, quien supo por Víctor que Erwin acamparía con nosotros y ya le llevaba un sleeping, un lonche y más agua.

Los tres Cimarrones bajaron a la cueva a acampar, después de dejar su evidencia en el libro de los héroes en la cruz. Nos levantamos a las 6 AM a las obligadas fotografías que aquí comparto. Nos toco un día excelente, sin frío y seco para captar todos los colores del amanecer. Por radio contactamos a los Cimarrones para notificarles que estábamos bien y que iniciábamos el descenso a las 8 AM y media en punto.

Alcanzamos a Juan Reyes y dos Cimarrones más en el UNICO árbol del Sapo, cerca del inicio. Ahí nos felicitó e invitó cordialmente al pollito en honor de los cumpleañeros. No quiero decirles que la bajada, de la cueva hacia la base fue horrible por que los voy a desanimar de subir... pero fue horrenda!!... calor, espinas, río de piedras que te hacen bajar más rápido de lo que calculas, resbaladas, polvo, tierra, agua que parece que se evapora cada vez que abres la botella. Por eso el Sapo es el SAPO con mayúsculas!!! Por ese primer tramo!! Ahora entiendo por qué los experimentados Cimarrones acampan en la Cueva y suben sin peso a la cima!!!

Llegamos a los carros y seguimos a Juan Reyes al pueblo de García para pagar la invitación a la excursión. Ahí estaban ya Paco y Víctor y más Cimarrones que no pudieron subir esta vez. Convivimos un poco, intercambiamos correos y experiencias propias. Paco nos dibujó la figura del “Fraile” y del “Indio con Penacho”. La figura del Sapo ya es imposible de dejar de distinguir. Nos retiramos del grupo prometiéndole a Paco acompañarlo en su expedición numero 100 -después nos arrepentimos de ello pero ya era tarde- El Sapo es de esos cerros a los que uno jura no volver a subir nunca más.

Encendimos los autos y nos retiramos a Monterrey, adoloridos, cansados y todavía sedientos. Ahí seguía el Sapo, viéndonos de re-ojo con su estampa de perfil. Seguía sonriéndonos a lo lejos. Esta vez yo sonreí con él, como diciéndole, “¿no que no?”. Él siempre sonriéndonos parecía contestarme “aquí te espero con Paco, en su excursión número 100”. “¡Ahí nos veremos pues”! Cuando llegué a la casa no aguantaba el ardor en la cara por las quemadas del sol, ¡quemada que me duró tres días!. ¡Condenado Sapo, por eso se reía el canijo!

Felipe von Nacher

UNIDOS Y ADELANTE

Asistentes por el Club Cóndor:

Garza Osti, Ernesto (i)
Llanes, Erwin (i)
Von Nacher, Felipe

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