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El Cóndor ayer

Con sede en Monterrey, México, el nuestro es el Club independiente de excursionismo en activo más antiguo en el Noreste del País. Sean bienvenidos a conocer algo de nuestra larga historia. Por Eduardo Verduzco El Club Explorador Cóndor fue fundado el 10 de Mayo de 1940 a iniciativa de Rogelio Rodríguez. Él empezó a reunir el grupo, e hizo el primer reglamento de excursiones. La fundación tuvo lugar en la casa paterna de la familia Rodríguez, en la calle Yucatán, entre 5 de Febrero y 2 de Abril, en la Colonia Independencia. Se estableció una disciplina de corte paramilitar, y se instituyó el cargo de "Capitán", quien tiene la total autoridad y responsabilidad de la seguridad del grupo durante una excursión. Corrían los tiempos de la Segunda Guerra europea, que pronto se convertiría en mundial, y Rogelio tenía la noción de que en alguna forma el nuevo club tendría ocasión de prestar servicios útiles a la Patria. Las ideas que Rogelio, que conta...

HIDROFOBIA 2003


Exc. 2003/21 - 1a Fuerza - 9 de agosto de 2003

MI PRIMERA EXCURSIÓN... UNA GRAN AVENTURA

Desde hace algunos meses hemos escuchado en nuestra casa las experiencias que mi esposo y mi hijo (ambos Jesús Segovia) han tenido desde su ingreso al club Cóndor a diferentes cerros cercanos a la ciudad.

Han compartido en momentos familiares las impresiones que tuvieron durante cada uno de los recorridos, siempre emocionados por haber descubierto lugares a los que nunca antes habían ido. Las mujeres de la casa (Cristina Mamá, Corina hija mayor y Katia hija menor) hemos disfrutado sus conversaciones con un poco de envidia por no haberlo hecho nosotras también.

Hace algunas semanas Pepe Valdés, miembro del Club y amigo nuestro, nos invitó hacer un recorrido por un lugar llamado Hidrofobia, donde describía paisajes y retos muy atractivos. Una vez convencidos de querer hacer el recorrido y haber sido invitados por otros miembros del Club, empezó a crecer en mí una gran curiosidad por ver esos paisajes descritos por Pepe con mucho entusiasmo, aunque debo confesar que sentía algo de miedo por tener que permanecer en el agua helada (la cual no soporto) gran parte del día.

  La emoción de mi esposo, de mis hijos y de Pepe Valdés promotor y más entusiasmado por hacer de esta excursión un paseo familiar, fueron creando en mí un gran deseo por participar en esta aventura.

Debo confesar que fuera de los días de campo familiares y algunos recorridos “pequeños” a diferentes parajes cercanos, nunca había tenido la oportunidad de realizar una excursión que implicara un gran recorrido y mucho esfuerzo físico.

Los preparativos no se hicieron esperar y el día tan esperado llegó. Katia mi hija más pequeña no podría acompañarnos por lo difícil del recorrido, pero se quedó tranquila con su Abuelita, con la promesa de que participaría en un campamento familiar. Hice unos taquitos para almorzar por la mañana antes de irnos y Jesús mi marido guardó en termos las granolas, nueces y chocolates que servirían como energéticos para el recorrido.

Nos encontramos a las 4:00 A.M. en el estacionamiento de Wall Mart con otros miembros del Club a los que había conocido un día antes en la misa de Don Jesús Montenegro fundador del Club.

Llegamos al Cercado donde dejamos los coches y desayunamos para irnos en dos camionetas hacia nuestro destino.

El camino fue largo y por la oscuridad de la mañana no se podía apreciar la belleza del lugar.

Llegamos hasta un poblado pequeño entre las montañas “Potrero Redondo” donde los lugareños bajan los vehículos hasta donde llegaríamos al final del recorrido, las personas son muy amables y serviciales. Nos preparamos con los chalecos salvavidas y las mochilas para iniciar el recorrido.

El grupo se componía de 16 personas: Julio el capitán del grupo, Don Lalo, Margarita, Jaime, Rolando con sus hijos Andrés y Diego, Pepe con su esposa Diana y sus hijos Roxana, Pepe  y Rebeca y nosotros Jesús, Cristina y nuestros hijos Corina y Jesús.

Iniciamos el recorrido bajando hacia la cascada del Chipitín, un lugar maravilloso del que había oído pero que no tenia idea fuera tan hermoso, luego proseguimos hacia el recorrido conocido como Hidrofobia, llegamos al lugar donde teníamos que dar el primer salto que debo confesar me pareció enorme, pero pudo más mi curiosidad por conocer el lugar del que tanto me habían hablado que mi gran miedo a saltar, cuando por fin me decidí a hacerlo, al caer al agua se introdujo por mi nariz mucho liquido que  no me dejaba recuperar el aliento ni pronunciar palabra, pero que después de un rato se mejoró.

Fue aquí donde Pepe y Diana se devolvieron y aunque me hubiera gustado que continuaran con nosotros no era conveniente presionarlos mucho, pues Diana estaba muy nerviosa y Pepe la tenía que acompañar.

Todo el recorrido fue grandioso, los paisajes y el tono del agua parecían sacados de una película, es increíble conocer un lugar tan hermoso, a unos minutos de Monterrey del que quizá mucha gente no tenga ni idea de que exista (como era mi caso).

La experiencia que viví fue muy bella, agradezco al grupo por habernos dado la oportunidad de realizar esta excursión siendo algunos muy novatos y por habernos brindado su apoyo y compartido su experiencia a lo largo del recorrido.

Gracias a Julio por mostrarnos el camino, la técnica y brindarnos su ayuda cada vez que fue necesario, pero sobre todo por su infinita paciencia al enfrentarse con personas inexpertas en este tipo de aventuras; a Don Lalo, por cuidar la retaguardia con su paso seguro y sereno que muestran su gran experiencia, a Margarita quien sin conocernos nos brindo su apoyo y amistad, a Pepe por haber organizado esta excursión, a Rolando con sus hijos que nos alentó a seguir y a Jaime por convivir con todos y brindarnos su ayuda.

La experiencia que viví con mi familia es algo que difícilmente vamos a olvidar, el cansancio y dolor de cuerpo que siguieron en días posteriores, valieron la pena. No se si fue por la emoción que sentía pero la temperatura del agua a la que le tenia un poco de miedo me pareció muy agradable, de lo único, que me puedo quejar, fue de mis tenis que no me daban la seguridad necesaria pues se resbalaban mucho y de no poder disfrutar de los paisajes por mucho tiempo pues debíamos proseguir nuestro camino.

Gracias a todos y a cada uno de los que participaron en esta aventura, ahora entiendo el entusiasmo de mis “Jesuses” cada vez que se preparan para una expedición
Espero poder participar después en alguna otra.............Mil Gracias!!!

Redactó: Maria Cristina Ibarra de Segovia


Unidos y Adelante

CLUB EXPLORADOR CONDOR

Asistentes:

Elizondo Rodríguez, Jaime
Hernández García, Julio César
Rodríguez Flores, Rolando
Rodríguez Padilla, R. Andrés
Rodríguez Padilla, Diego (a)
Segovia Padilla, Jesús Sr.
Segovia, Ma Cristina Ibarra Z. de
Segovia Ibarra, Jesús Jr.
Segovia Ibarra, Corina
Valdés Lozano, José Luis Sr.
Valdés, Diana Medina de
Valdés Medina, José Luis Jr.
Valdés Medina, Roxana
Valdés Medina, Rebeca
Verduzco Martínez, Eduardo

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Acababa yo de cumplir los 18 años cuando ingresé al Club Explorador Cóndor como Socio Aspirante. Aunque yo excursionaba antes de entrar al Cóndor, conocía muy pocos lugares para excursionar, y mi ingreso al Club fue como entrar a una biblioteca y encontrar multitud de libros a cual más interesante. Mi segunda excursión con el Cóndor fue durante el mes de noviembre de 1960, a las Grutas de Bustamante. Partimos en tren como a las 6 de la tarde de Monterrey, y llegamos a la estación de Bustamante a eso de las 8 de la noche. Desde allí caminamos hasta el pueblo, donde hicimos un descanso en la plaza y luego continuamos rumbo a las grutas. Mientras ascendíamos la sierra, de pronto el cielo adquirió un color rojo cereza. La raza preguntaba "¿qué es eso?" y alguien sugirió que era "la fundición" (cuando la Fundidora Monterrey estaba en operación, al vaciar la escoria candente durante las noches nubladas, las nubes se teñían de rojo), pero en este caso eso ...