Con sede en Monterrey, México, el nuestro es el Club independiente de excursionismo en activo más antiguo en el Noreste del País. Sean bienvenidos a conocer algo de nuestra larga historia. Por Eduardo Verduzco El Club Explorador Cóndor fue fundado el 10 de Mayo de 1940 a iniciativa de Rogelio Rodríguez. Él empezó a reunir el grupo, e hizo el primer reglamento de excursiones. La fundación tuvo lugar en la casa paterna de la familia Rodríguez, en la calle Yucatán, entre 5 de Febrero y 2 de Abril, en la Colonia Independencia. Se estableció una disciplina de corte paramilitar, y se instituyó el cargo de "Capitán", quien tiene la total autoridad y responsabilidad de la seguridad del grupo durante una excursión. Corrían los tiempos de la Segunda Guerra europea, que pronto se convertiría en mundial, y Rogelio tenía la noción de que en alguna forma el nuevo club tendría ocasión de prestar servicios útiles a la Patria. Las ideas que Rogelio, que conta...
Exc. 1a Fuerza AAA - 10 de Noviembre de 1948
Monterrey, N. L., 26 de Noviembre de 1948
Sor Ma. Guadalupe Rubio M.
Linares, N. L.
Querida hermana,
La salida que hice a México estuvo muy bonita. De aquí nos fuimos a Tampico y de allí a México. Llegué un día antes que los demás compañeros (del Cóndor).
Toda nuestra estancia en México desde el primer instante en llegar fue de atenciones por parte de los clubes excursionistas de allá, nos agasajaron y nos ofrecían fiestas. Nos proporcionaron equipo adecuado para subir, aunque a algunos no nos tocó piolet (pico parecido a un talache e indispensable para la excursión) a causa de ello llegamos con las manos casi congeladas.
La ascensión se efectuó el domingo 10 de Octubre. Salimos de México frente al Zócalo a las 12 de la noche del sábado 9, en autobús hasta un punto denominado Puerto Tlamacas. Parecíamos fantasmas abrigados hasta la cabeza; yo llevaba ropa gruesa (2 pares), calcetines y calcetones de lana, un sweater de manga corta, una camisa gruesa, sweater de manga larga y una chaqueta de gamuza muy gruesa, 2 pares de guantes (1 par de refacción), una bufanda y el “pasamontañas” (gorra que cubre hasta los hombros) y con una sola abertura para los ojos y además los anteojos oscuros pues el reflejo de la luz del sol sobre la nieve es muy intenso y hay el peligro de lastimarse la vista.
Empezamos a ascender a las 4:15 horas de la mañana. Se calcula que hayan asistido a esta excursión como 6,000 personas pues van de varios puntos de la República, y que subieron nada más como 1,000. El campamento estaba lleno de tiendas de campaña del Seguro Social, Cruz Verde y Cruz Roja para un caso de emergencia. Me causó mucha impresión al oír cuando nosotros pasábamos a un Sacerdote que acababa de celebrar Misa y que pedía a Dios N. S. por los que hacíamos esta excursión. Me encomendé a Dios y a subir. A las 7 ½ de la mañana ya íbamos a medio camino y la escarcha que habíamos ido pisando ahora se convertía en nieve.
Subíamos por un lugar bastante peligroso. Como a las 8 nos pusimos los “spikes” (picos que se ajustan a los zapatos) y así seguimos subiendo sobre pura nieve. A estas alturas ya íbamos casi todos muy malos, afectados por el “mal de montaña” (se revuelve el estómago, da mucho sueño, y el cuerpo se rebela a dar un paso más) y yo que el sábado había tomado nada más un plato de sopa aguada y en la noche una taza de café pues me desconocieron las crudas de México, pero el pensar que iba desde Monterrey y como íbamos todos separados no sabía si irían a llegar los demás, me levantaba de la nieve donde había caído casi exhausto y seguía subiendo. Por fin a las 11 de la mañana después de 1000 y una penalidades llegué a la cumbre donde di gracias a Dios y pedí por todos.
Si vieras qué satisfacción y alegría sentí al ver colmados mis deseos y esfuerzos, todos nos abrazaban y felicitaban pues no esperaban que llegáramos ya que es muy distinto el clima. A las 11 ½ se celebró una Misa oficiada por un Padre Carmelita y en seguida se efectuó una ceremonia en conmemoración del Día 12 de la Raza (aunque 2 días antes) estando presentes todas las banderas de las 21 Repúblicas Americanas. En seguida se cantó el Himno Nacional por todos.
Empezamos a descender a las 2 de la tarde, y a nosotros nos sonaba hueso contra hueso pues era intensísimo el frío que sentíamos. Ya abajo nos estaban esperando con una comida y desde esa comida en delante se me acabó como por encanto el malestar del estómago.
Fue una excursión muy bonita que nunca olvidaré. Ya no te escribo más porque todo parece menos carta.
Raúl Rubio M.
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