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El Cóndor ayer

Con sede en Monterrey, México, el nuestro es el Club independiente de excursionismo en activo más antiguo en el Noreste del País. Sean bienvenidos a conocer algo de nuestra larga historia. Por Eduardo Verduzco El Club Explorador Cóndor fue fundado el 10 de Mayo de 1940 a iniciativa de Rogelio Rodríguez. Él empezó a reunir el grupo, e hizo el primer reglamento de excursiones. La fundación tuvo lugar en la casa paterna de la familia Rodríguez, en la calle Yucatán, entre 5 de Febrero y 2 de Abril, en la Colonia Independencia. Se estableció una disciplina de corte paramilitar, y se instituyó el cargo de "Capitán", quien tiene la total autoridad y responsabilidad de la seguridad del grupo durante una excursión. Corrían los tiempos de la Segunda Guerra europea, que pronto se convertiría en mundial, y Rogelio tenía la noción de que en alguna forma el nuevo club tendría ocasión de prestar servicios útiles a la Patria. Las ideas que Rogelio, que conta...

Más importante es volver - Iztaccíhuatl 2008


Exc. 2008/32 - Primera Fuerza AAA - 16 al 19 de Octubre de 2008

Haciendo remembranza de cuándo fue el día que tomé la decisión de ir al Iztaccíhuatl y qué fue ese algo que me ayudó a terminar de convencerme de asistir puedo ubicarme en la excursión al nido de los Aguiluchos cuando se externó la idea de pisar alta montaña, habíamos estado saliendo a excursiones regularmente y me sentí físicamente preparado.

Disponer el equipo necesario ahora era lo que me ocupaba, me dediqué a buscar con Daniel, escalador y buen amigo de Maricruz, ropa acorde a las temperaturas que estaría enfrentando; así como ir pensando en accesorios necesarios para la sobrevivencia en alta montaña. La fecha se acercaba, aún no asegurábamos nuestro lugar en el camión que organiza Paco Estrada; Lalo nos ayudó recordándonos la importancia de separar el lugar; así lo hicimos; pasamos a la LASEN; la convocatoria mostraba una lista de equipo mínima necesaria la cual deberíamos cubrir, situación que en algún momento me desalentó, ya contaba con algo… pero… la lista era muy específica; hice un esfuerzo y logré completar fervorosamente y con algo de sacrificio lo necesario que evitaría que pusiera en peligro mi integridad física.

El día se aproxima; martes 14; ensayo de acomodo de mochila; probarme ropa, polainas, calzado de botas, sujeción de crampones y aseguramiento de piolet con los guantes puestos… miércoles 15, paso la tarde en la oficina leyendo información tomada de diversos sitios dedicados a escalada, alpinismo y deportes de alta montaña de los riesgos a los que te expones a esas alturas, consejos de alimentación y supervivencia; -confieso que después de leer toda esa información el miedo y los nervios intentaron traicionarme-. 

No puedo más que agradecer a los Cóndores que brindaron su apoyo moral el miércoles en casa de Julio, fue un sentimiento de regocijo saber que dedicaron algunas horas de su tiempo para transmitirnos buenas vibras; un reconocimiento y agradecimiento a todos los que desde su casa nos enviaron sus vibras y pidieron por nosotros en sus oraciones.

Finalmente el día esperado, jueves 16 inicia la cuenta regresiva; en mi lugar de trabajo les parecía increíble que me aventurara, la mochila fue el centro de atención con sus 22kgs (3.0 solamente de las botas y crampones), las 16.10 horas emprendo mi camino a oficinas de la LASEN, lugar de partida, Jorge Rodríguez y Roberto Muñoz ya están ahí, charlamos un buen rato y muestran su gusto por la comitiva que representará al Cóndor.

Con el amanecer y después de 11 horas de recorrido en autobús y una postura de Chac Mol para intentar dormir estamos en Querétaro, aun nos faltan 4 horas para llegar a Ameca, me armo de paciencia y trato de conciliar el sueño, por fin un descanso, aprovechamos para jugar unas retas de futbolito en el paradero San Pedro, se dividen las porras, los ánimos se encienden, se terminan las monedas y el tiempo del descanso.

Estamos en Ameca, desayunamos, nos disponemos a abordar las camionetas que nos acercarán a la Joya, descendemos a la entrada del Parque en el lugar conocido como paso de Cortés (dicen que con clima despejado desde ahí se tiene una vista panorámica del Izta y el Popo), lástima que estuviera nublado, nos conformamos con las fotos de los anuncios informativos que tiene el parque.

Llegamos a La Joya, el frio ya es más intenso, el clima es nublado, las nubes bajas cubren 3 cuartas partes de la montaña, por breves momentos los vientos permiten que queden al descubierto la cima del Izta, nos invita a deleitarnos por anticipado de lo que nos espera, el clima no cede, se vuelve más frio durante el ascenso, fueron 4 horas de caminata para llegar al primer campamento, a las 18.30 estamos instalándonos cerca del tercer puerto (el grupo se dividió por cuestiones de seguridad en los tres puertos que existen para acampar, los vientos eran gélidos y chocaban con algo de fuerza), cenamos una sopa ligera y caliente a las 19.00 horas ya estábamos preparados para dormir; había que despertarse antes de las 2.00 am y estar listo con la mochila de ataque y todo lo necesario para alcanzar la cumbre.

La caminata se tornó lenta, las vueltas y pendientes parecían no terminar, las ventiscas gélidas, la falta de visibilidad, las gotas de lluvia pegándose a la ropa anunciaban un recorrido extenuante, llegamos al arenal, el primer accidente; nada grave, pero dio pie a que nos calzáramos los crampones, la nieve en el piso ya hacia acto de presencia, después de caminar cerca de 2.5 horas llegamos al Albergue, estuvimos unos minutos ahí tratando de recuperar el aliento y algo de calor, las condiciones no mejoraron mucho, el viento soplaba con más fuerza, el reloj marcaba las 4.30 am faltaban unas horas para que amaneciera y no se veía por dónde saldría el sol; las nubes cubrían todo provocando una sensación de incertidumbre, nubes de negro intenso, ráfagas de viento de hasta 70 kilóetros por hora impedían caminar con rapidez, el hielo se aferraba a nuestras ropas, respiración pausada, tratando de aspirar el mayor oxígeno posible, Jorge recomendando técnicas para lograr oxigenar mejor, así fueron pasando los minutos y nos acercábamos a nuestro objetivo; por momentos era agobiante, el guía marcaba el ritmo, las condiciones no favorecían, nos apoyábamos constantemente con palabras de ánimo, alguna que otra broma, en mi cabeza una punzada que se agudizaba al tomar más altura, el agua que tomaría estaba congelada aun y cuando iba cubierta dentro de la mochila, desaparece el hambre, desaparece la sed, solo un pensamiento en la mente: llegar con bien.

Después de varias horas de ascenso, vueltas y más vueltas, a las 8.30 AM llegamos a las rodillas del Izta, ahí existe un refugio destruido, el paraje es desolado, interminable alfombra blanca espectacular, belleza natural y una gran sensación de alegría, la ventisca es poderosa, aun faltan 2.5 horas aprox. para llegar a la parte más alta, estoy motivado, me siento en condiciones de continuar, se presenta un incidente; una persona resbala, parte de sus accesorios salen de su mochila y van directo a la pendiente, la persona cae de bruces, el piolet no lo utiliza, quiero suponer que es el congelamiento en su cuerpo el que evita que reaccione rápidamente, por suerte y para el bien de él y de todos nosotros cae en una especie de cuneta y la nieve lo detiene evitando su caída por la pendiente de unos 900 metros.

Paco Estrada nos indica que la excursión termina en ese punto, las razones son muy válidas y más viniendo de una persona con su experiencia, las ventiscas llegan tan fuerte que te pueden enviar al piso sin dar oportunidad de nada, hace frio (-14ºC) y el nublado oscuro no augura nada bueno.

El recorrido continuaba sobre una vereda estrecha con abismos de ambos lados de la montaña; dicen que la estrechez de este camino y los fuertes vientos es lo que torna peligroso continuar, comentan que ahí es donde se ha matado mucha gente por exceso de confianza; Paco Estrada ya había tomado la decisión lo secundaban los expertos; en algún momento me sentí contrariado al saber que no continuaríamos ascendiendo; hubiera estado de lujo haber llegado a la cima; pero al contrario la meta no era llegar a la parte más alta; mi meta era medir y probar mi fortaleza, mis ganas de disfrutar el recorrido, la convivencia con los demás montañistas, la sensación nueva de estar a esas alturas, de gritar a todo pulmón, desahogarme de júbilo, levantar los brazos al cielo agradeciendo a Dios por esa oportunidad y sentirme más lleno de vida, es increíble todas las sensaciones y pensamientos agradables que se manifiestan después de un arduo recorrido.

El descenso se realizó con precaución las ventiscas no daban tregua, la sensación de congelamiento se manifestaba, descendíamos con calma, esperando que el viento despejara la zona y disfrutar del paisaje, en ocasiones podíamos observar la cima del Popocatépetl, llegamos al refugio, ahí tomamos un largo descanso, se sentía mucho frio; me descalcé los crampones y me refugié tratando de dormir, conseguí dormír alrededor de 5 minutos.

Continúo el descenso, ya muy cerca del tercer puerto el descongelamiento de la nieve promovía a que el camino se tornara lodoso y resbaladizo, llegamos al campamento cansados tratando de recuperar el aliento y buscar abrigarnos un poco del medio ambiente, nos disponemos a preparar la mochila para continuar el descenso hasta La Joya; las mochilas están listas, le digo a Julio que deje la carpa ahí que a alguien le podrá ser útil, mis manos están moradas y no deseo enfriarme más al estar guardando la carpa que estaba mojada, Julio no hace caso a la sugerencia y no me queda más que apechugar y ponerme a ayudarle a desarmarla y guardarla.

Las siguientes horas fueron haciéndose más divertidas, el frio fue desapareciendo, me volvió el color de las manos, nos encontramos con una cantidad de gente en ascenso y conversábamos, el día estaba tornándose cálido con el sol, llegamos a La Joya directo a comer y esperar al resto de los compañeros.

Emprendimos el regreso a las 21.00 horas del sábado, llegando a las 12.00 mediodía del domingo a  Monterrey.

Agradezco la oportunidad que se me presentó para asistir a esta excursión; les agradezco a todos los Cóndores, amigos y compañeros,  en especial a Dios, y espero que se sigan repitiendo más cumbres.


José Luján



Cuando te eleves...

La nube ignora por qué se desplaza en una determinada dirección, y a una velocidad específica. Siente un impulso... ese es el rumbo del momento. Pero el cielo conoce las razones y las configuraciones que hay detrás de todas las nubes, y tu también las conocerás cuando te eleves a la altura indispensable para ver más allá de los horizontes.

Richard BACH

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Yo nunca lo olvidaré

Acababa yo de cumplir los 18 años cuando ingresé al Club Explorador Cóndor como Socio Aspirante. Aunque yo excursionaba antes de entrar al Cóndor, conocía muy pocos lugares para excursionar, y mi ingreso al Club fue como entrar a una biblioteca y encontrar multitud de libros a cual más interesante. Mi segunda excursión con el Cóndor fue durante el mes de noviembre de 1960, a las Grutas de Bustamante. Partimos en tren como a las 6 de la tarde de Monterrey, y llegamos a la estación de Bustamante a eso de las 8 de la noche. Desde allí caminamos hasta el pueblo, donde hicimos un descanso en la plaza y luego continuamos rumbo a las grutas. Mientras ascendíamos la sierra, de pronto el cielo adquirió un color rojo cereza. La raza preguntaba "¿qué es eso?" y alguien sugirió que era "la fundición" (cuando la Fundidora Monterrey estaba en operación, al vaciar la escoria candente durante las noches nubladas, las nubes se teñían de rojo), pero en este caso eso ...