Skip to main content

El Cóndor ayer

Con sede en Monterrey, México, el nuestro es el Club independiente de excursionismo en activo más antiguo en el Noreste del País. Sean bienvenidos a conocer algo de nuestra larga historia. Por Eduardo Verduzco El Club Explorador Cóndor fue fundado el 10 de Mayo de 1940 a iniciativa de Rogelio Rodríguez. Él empezó a reunir el grupo, e hizo el primer reglamento de excursiones. La fundación tuvo lugar en la casa paterna de la familia Rodríguez, en la calle Yucatán, entre 5 de Febrero y 2 de Abril, en la Colonia Independencia. Se estableció una disciplina de corte paramilitar, y se instituyó el cargo de "Capitán", quien tiene la total autoridad y responsabilidad de la seguridad del grupo durante una excursión. Corrían los tiempos de la Segunda Guerra europea, que pronto se convertiría en mundial, y Rogelio tenía la noción de que en alguna forma el nuevo club tendría ocasión de prestar servicios útiles a la Patria. Las ideas que Rogelio, que conta...

Pico de Orizaba, 1959


Exc. Primera Fuerza AAA - 15, 16, y 17 de Diciembre de 1959

Reseña de la excursión al "PICO DE ORIZABA"
en el Edo. de Veracruz efectuada durante los días 15, 16 y 17 de diciembre de 1959.
En el autobús de las 8 de la mañana salimos tumbo a la Ciudad de México los compañeros Everardo Garza Caballero, Jesús Cedillo, Oscar Ávila Reyes que se unió al grupo a última hora, y Jesús Montenegro, estando a despedirnos Toño Castillo que nos deseó buena suerte.

Haciendo bromas acerca de dónde nos alcanzaría Ricardo con las botas que le prometió prestar a Oscar abandonamos Monterrey rumbo a Saltillo y poco después llegamos a esta última ciudad donde como cualquiera lo puede adivinar fuimos derechito a restaurant, cosa que hicimos en todas partes del trayecto donde el autobús se paró, pasamos por Matehuala, San Luis Potosí, Querétaro, ya de noche San Juan del Río etc. y por fin cerca de las 12 de la noche llegamos a la Ciudad de México, nuestra gran Capital, que a pesar de lo avanzado de la hora se veía tan animada como si fuera en pleno día, con su derroche de anuncios luminosos y su terrible tránsito.

En un taxi nos trasladamos a un hotel, donde por lo visto nos confundieron con turistas gringos, pues costaba 20 pesos por persona, pero eso sí, tenía todas las comodidades apetecibles, hasta teléfono, y para desquitar los 20 pesos según dijo la raza, fue un bañarse y un lavarse que era un escándalo y luego nos fuimos a cenar y ver un poco la ciudad que es magnífica, y luego nos fuimos a dormir.

Por la mañana fuimos a la Basílica de Guadalupe a implorar a la Virgen su protección que bien íbamos a necesitar, y luego a casa de Saúl, donde ya nos tenía listos los equipos y donde comimos, y nos fuimos a “dar la vuelta” ya que habíamos decidido, estando Saúl de acuerdo, prescindir de guías locales y que fuese yo el Guía de la expedición, contando con la confianza de los compañeros y con mi propia seguridad.

Como no podíamos salir al día siguiente por salir el tren demasiado temprano y faltar algunas cosas de comprar, ese día visitamos el zoológico, donde tuvimos ocasión de admirar un soberbio cóndor, que parecía que se quiso lucir ante sus congéneres humanos y evolucionó para que tuviéramos el gusto de ver sus inmensas alas extendidas y su porte majestuoso que nos hizo sentir orgullo de que el Club lleve su nombre.

El miércoles a las 7 de la mañana y en el tren de Veracruz, salimos rumbo a Esperanza, pasamos por multitud de estaciones pues este tren se para casi cada 5 minutos, Otumba, Apizaco, Huamantla, etc. y a las 14 horas nos bajamos en Esperanza, ya al pie del enorme Pico, que desde rato antes teníamos oportunidad de ver que se nos hacía cada vez más alto, allí estuvimos hasta las 15 en que en un camión nos fuimos a San Antonio Tzitzintla, ,pintoresco pueblito, donde Everardo y yo fuimos a conseguir un camión de redilas que nos llevara a Tesmalaquilla y que conseguimos, y una hora después y ya con un frío que calaba los huesos nos dejó en este lugar, y de inmediato y después de pedir yo a los CC que actuáramos como equipo haciendo a un lado egoísmos que nunca han existido entre nosotros y ayudándonos como hermanos lograríamos nuestro propósito, principiamos a caminar rumbo a nuestro objetivo.

El frío arreciaba entre más alto subíamos y la noche se nos echó encima, nuestro propósito era ir a pasar la noche al “Cargadero”, improvisando albergue ya cerca de la nieve, pero el frío era tan intenso que optamos por quedarnos en la Cueva del Muerto, abrigado lugar con leña y agua abundantes, cosas que faltan en el Cargadero, y así lo hicimos. Cedillo se dedicó de inmediato a prender la estufa de Toño, con tan mala suerte que nunca encendió, mejor en la fogata y a riesgo de llenar de hollín los vasos de las cantimploras, hicimos Nescafé que fue lo único que cenamos y nos acostamos, pasando una buena noche.

A las 5 de la mañana empezamos a subir, que con nuestro equipo y bien abrigados, llegamos cerca de las 8 al Cargadero, donde hicimos el saludo al Banderín, y ya un poco “apunados” como dicen los Chilenos, hicimos rumbo al Collado Oriente a paso lento y sufriendo el fuerte frío a estas alturas ya algunos se principiaban a sentir mal, no tanto que no pudiera seguir adelante, pero los altos eran muy frecuentes y cada vez más largos, por lo que hicimos mucho tiempo en llegar a las primeras nieves, que fue cerca de las 10 de la mañana, Cedillo ya principiaba a quedarse atrás y optó por subir por el pedregal, cosa que al parecer le dio resultado pues rápidamente nos alcanzó, por lo que todo el grupo subimos un trecho por las grandes piedras que forman el descubierto glaciar, y así llegamos a la orilla del gran manchó que marca el principio de la nieve eterna. De inmediato nos calzamos los crampones y corrimos por la nieve que estaba en buenas condiciones, y empezamos a ganar altura, Cedillo al parecer se recuperó, por lo que mis esperanzas de que los cuatro llegaríamos se renovaron, y así en zigzag fuimos subiendo todos en buenas condiciones, y ya tal vez cerca o más de 5,000 metros Cedillo principió a dar señales de agotamiento, aminoramos la marcha y Oscar en todos los tonos y luego yo le rogamos, le suplicamos y hasta lo amenazamos, así íbamos lentamente volcán arriba, hasta que llegó un momento en que hasta su última reserva se agotó y no hubo más remedio, y todavía en lugar seguro para devolverse, lo hizo.

Todos nos sentimos muy deprimidos de ánimo y en estas condiciones seguimos para arriba y las horas pasaban lentamente, pero más lento aún era nuestro avance, las dificultades eran cada vez mayores y el cansancio principiaba a hacer estragos en nosotros y para colmo de males cerca de las 13 horas cuando para tratar de evitar en parte la terrible subida del arrepentimiento dimos vuelta a la vertiente sur, se dejó sentir un huracanado viento, tan helado que en poco tiempo cristalizó la nieve que con el deshielo de la mañana había formado grandes agujeros, que ahora congelados hacían muy difícil la subida y los tres clásicos pasos se redujeron a dos y a veces a uno, ya el cansancio era casi total y todos; Oscar y Everardo me seguían unos 50 metros más atrás, el aire no dejaba oír lo que nos gritábamos, y yo al ver las condiciones del tiempo, nuestro agotamiento, parecíamos autómatas y sólo nuestro amor propio hacía que no desistiéramos de la dura prueba, pensé en llegar lo más pronto que se pudiera a la cumbre que estaba cerca, para en caso de que fuera necesario desistir, aunque fuera uno de nosotros hubiera estado en la codiciada meta.

A grandes voces llamaba a Everardo que era el que me seguía y estoy seguro de que no me oía, pues volteaba y me veía en medio de los silbidos del viento, Oscar venía más atrás, llegué al “Púlpito” y con la seguridad de que si esperaba allí me congelaría, imposible dar idea del frío tan intenso que se sentía, rápidamente di vuelta al "Púlpito", bueno, rápidamente según yo, pero me costó grandes esfuerzos batallando con los penitentes que a millares se veían por la pendiente sur, que hacían que el pánico se apoderara de uno, llegué a la cumbre donde el viento era más fuerte temiendo me arrojara al cráter y sin tiempo de nada, con el solo ánimo de librarme de aquel suplicio, bajé de nuevo al Púlpito al tiempo que llegaban Everardo y Oscar, que se preparaban a seguir, pero viendo las deplorables condiciones físicas nuestras y que rápidamente se congelaba la nieve amenazando con cortar la retirada, les ordené que nos regresáramos, ya que se puede decir que el que llegó al "Púlpito" estuvo en la cumbre por ser poco lo que faltaba, y al decirles esto me di cuenta de que tenía congelado el labio inferior y ellos apenas me entendían.

Everardo se quejaba de congelamiento en una mano y en un pie, nos guarecimos en un lugar donde el viento pegaba menos, tomamos algunas fotos a duras penas y principiamos a bajar por la inmensa pendiente oriente, cosa que nos llevó como dos horas pero que no está expuesta al amenazador viento que soplaba en la otra vertiente, y así, con el ánimo cada vez más calmado con una victoria cierta en el bolsillo, llegamos de nuevo a donde nos pusimos los spikes, que ahora nos quitamos, y de botana hicimos rumbo al Cargadero, a donde llegamos como una hora más tarde, y por si fuera poco, tuvimos que irnos a la cueva donde estaba el campamento a donde llegamos ya bien noche y donde Cedillo tenía preparado Nescafé y listos los lonches, pero nuestro cansancio era tanto que apenas comimos y preferimos dormir, y al poco rato el campamento quedó en silencio, terminando así esta agotadora jornada, que fue una victoria más para nuestros orgullosos colores.

A la mañana siguiente despertamos ya tarde y después de almorzar hicimos nuestras mochilas y saludamos al Banderín, abandonamos aquel acogedor lugar tan frío que calaba hasta los huesos a pesar del espléndido día que hacía, el agua estaba congelada en los arroyos y podía un caminar por ellos sin que se rompiera el hielo, trataba uno de echar agua en las cantimploras y la tomaba líquida pero dentro se hacía como raspa de yuki, pero a nosotros todo es nos tenía sin cuidado, ya íbamos de regreso y felices de no habernos dejado vencer por la montaña, que tiene en su haber buen número de víctimas y que de tan terrible manera se defiende.

Por el camino fuimos tomando fotos, cosa que nos acordamos el día anterior y dando dulces a los niños que el día que pasamos para arriba nos pedían, pero iban dentro de las mochilas, ahora los llevábamos a la mano y con sus cantarinas vocecitas y con una sonrisa en sus sucias caritas, agradecían el obsequio que hubiéramos querido tener sin que se agotaran, y así llegamos a Tesmalaquilla y sin detenernos, no fuera a ser que me reconocieran y se acordaran del burro que les perdimos en anterior ocasión, hicimos rumbo a San Antonio Tzitzintla a donde llegamos a las 12 del día y como si los dioses no quisieran enturbiar nuestra felicidad con detalles molestos, el camión a Esperanza salió a los diez minutos, y diez minutos después de llegar a esta población llegó el tren de Veracruz, que tomamos para regresar a México, a donde llegamos a las 8 de la noche y luego de un baño que buena falta nos hacía, a cenar, la primera comida digna de tal nombre desde que salimos de México 3 días antes.

Al día siguiente fuimos muy felicitados por los compañeros del "Defensa Nacional" que tuvieron elogios para Montenegro por haber guiado al Grupo, nosotros agradecimos esos elogios diciendo que si algo sabemos ellos nos lo han enseñado, cosa absolutamente cierta, fuimos invitados a comer a la casa de mariano Salgado, quien en su coche nos llevó a la Ciudad Universitaria, que es única, y donde tuvimos la fortuna de por intermedio de Mariano que conoce al Operador Jefe del cerebro electrónico, nos fuera mostrado su funcionamiento y sus facultades que son sencillamente asombrosas. Después fuimos a una posada en casa de Mariano y después de una vuelta al centro, en su auto nos llevó a la terminal de Transportes del Norte para tomar el autobús de regreso a Monterrey, a donde llegamos el domingo a medio día, a tiempo de enterarnos que nuestros compañeros tampoco perdían el tiempo y participaban en un rescate en la Sierra y prestaban servicio en la Cruz Verde, sitiándose uno contento y orgulloso de pertenecer a un club que de tan distintas maneras lucha por conservar el lugar y el prestigio que a través de 20 años se ha conquistado.


Participantes en esta excursión:

Everardo Garza Caballero, Abanderado
Oscar Ávila Reyes, que llevó el Banderín de la Asociación
Jesús Cedillo Peña
Jesús J. Montenegro, Capitán y Guía.

UNIDOS Y ADELANTE
Monterrey, N. L, Diciembre de 1959
Jesús J. Montenegro R.

Comments

Popular posts from this blog

Cerro de la Calentura, Pinal de Amoles

Exc. 2010/75 - 2a Fuerza - 27-31 de diciembre de 2010 Lunes 27 de diciembre: Salimos el a bordo de un autobús especial, y llegamos al pueblo de Pinal de Amoles (2,400 msnm) el martes 28 como a las 9 AM. Después de instalarnos en el hotel partimos a bordo de camionetas a un pintoresco arroyo de la sierra, el cual recorrimos durante un cierto tiempo hasta llegar a una imponente cascada llamada Chuveje, de 35 m de altura. Esta cascada es muy bella a pesar de que técnicamente estamos en época de seca. Después de permanecer un rato admirando la cascada y tomando fotos, regresamos a las camionetas que nos llevan ahora al Río Escanela, distante unos 20 Km de allí. Este cañón es más angosto que el anterior y tiene varios cruces del arroyo sobre piedras y troncos de árbol. El objetivo aquí es llegar a una formación natural llamada el Puente de Dios. Regresamos a las camionetas como a las 6:00 PM y éstas nos regresan a Pinal de Amoles, donde cenamos y pernoctamos en el Mesón de Barreteros. Miérc...

Memorias de un excursionista

Por Armando Elizondo Garza Mi nombre es Armando Elizondo Garza. Mi hijo Jaime me pidió que le escribiera algo de mis recuerdos dentro del excursionismo. Hace mas de 50 años me invitó un compañero de trabajo llamado Leobardo de la Paz a pertenecer a un club de montanismo, la fecha agosto de 1951. En ese entonces tenia yo apenas 15 años de edad. El club de excursionistas se llamaba "los Aguiluchos", sesionaban todos los jueves, ese día se presentaba el acta y se leían los pormenores de la excursión anterior y se ponían de acuerdo para la siguiente excursión a la montaña. Dicho club contaba con alrededor de 30 socios, 10 de ellos eran mujeres. La mayoría de ellos pertenecía a los barrios de las calles de Arista y Dr. Coss entre Reforma y Tapia (alrededor de la Plaza del Chorro). Yo en cambio vivía atrás de la escuela Álvaro Obregón. El club estaba ubicado por la calle de Tapia entre Arista y Dr. Coss. Entre los socios del club había un señor grande de edad de oficio peluquero (s...

Yo nunca lo olvidaré

Acababa yo de cumplir los 18 años cuando ingresé al Club Explorador Cóndor como Socio Aspirante. Aunque yo excursionaba antes de entrar al Cóndor, conocía muy pocos lugares para excursionar, y mi ingreso al Club fue como entrar a una biblioteca y encontrar multitud de libros a cual más interesante. Mi segunda excursión con el Cóndor fue durante el mes de noviembre de 1960, a las Grutas de Bustamante. Partimos en tren como a las 6 de la tarde de Monterrey, y llegamos a la estación de Bustamante a eso de las 8 de la noche. Desde allí caminamos hasta el pueblo, donde hicimos un descanso en la plaza y luego continuamos rumbo a las grutas. Mientras ascendíamos la sierra, de pronto el cielo adquirió un color rojo cereza. La raza preguntaba "¿qué es eso?" y alguien sugirió que era "la fundición" (cuando la Fundidora Monterrey estaba en operación, al vaciar la escoria candente durante las noches nubladas, las nubes se teñían de rojo), pero en este caso eso ...