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El Cóndor ayer

Con sede en Monterrey, México, el nuestro es el Club independiente de excursionismo en activo más antiguo en el Noreste del País. Sean bienvenidos a conocer algo de nuestra larga historia. Por Eduardo Verduzco El Club Explorador Cóndor fue fundado el 10 de Mayo de 1940 a iniciativa de Rogelio Rodríguez. Él empezó a reunir el grupo, e hizo el primer reglamento de excursiones. La fundación tuvo lugar en la casa paterna de la familia Rodríguez, en la calle Yucatán, entre 5 de Febrero y 2 de Abril, en la Colonia Independencia. Se estableció una disciplina de corte paramilitar, y se instituyó el cargo de "Capitán", quien tiene la total autoridad y responsabilidad de la seguridad del grupo durante una excursión. Corrían los tiempos de la Segunda Guerra europea, que pronto se convertiría en mundial, y Rogelio tenía la noción de que en alguna forma el nuevo club tendría ocasión de prestar servicios útiles a la Patria. Las ideas que Rogelio, que conta...

RESEÑA DE LA EXCURSIÓN A “LA MOTA GRANDE”


Exc. 2004/20 — 25 de Julio de 2004 — 1ª Fuerza

El punto de reunión fue, en el estacionamiento de Liverpool, por la Ave. Fleteros a las 6:00 hrs. Con una puntualidad religiosa llegamos Julio César, Pepe y un servidor; se dio un tiempo de gracia y al término de éste, se emprendió el viaje en el auto de Pepe por la carretera a Saltillo.
El trayecto hasta el entronque del pueblo de Rinconada (García, N.L.) fue tranquilo con poca afluencia de autos y camiones pero favorecido por un viento fresco y constante. Al entrar al pueblo percibimos la tranquilidad y armonía, típicos del lugar; nuestras miradas se recrearon con la variedad de casas y casonas antiguas y el silencio de su población; después de varios minutos de recorrido llegamos a la plaza principal donde nos estacionamos en un costado; caprichosamente éramos en ese momento los únicos visitantes de tan peculiar lugar.
Siendo las 7:00 hrs. con mochila al hombro emprendimos nuestra caminata, Julio como capitán y Pepe en la retaguardia, con un solo objetivo: llegar a la cima de la Mota Grande. El clima era favorable para el ascenso, poco a poco dejamos atrás la planicie. Al ir ascendiendo la neblina se convirtió en una aliada compañera pues, nos envolvió con su frescura haciendo mas agradable y placentero el ascenso; pero al mismo tiempo con su velo engañoso cubría la verdadera distancia de la montaña.
Entre comentarios, pláticas breves y uno que otro chascarrillo y motivados por Julio César, llegamos a una parte donde está enclavada una cruz en honor de Pepe, excursionista fallecido en al año 2000. Este lugar nos hizo reflexionar sobre la fragilidad de la condición humana y el destino de cada uno.
Seguimos nuestra labor con pequeños descansos pero un ánimo cada vez mas constante por llegar, de pronto la neblina nos permitió ver el Puerto Pepe, Julio César alentando nuestra motivación dijo: "hasta allí es la mitad". Al volver la vista atrás el pueblo de Rinconada cada vez era mas pequeño pero al mismo tiempo se abría como abanico, un paisaje lleno de montañas altivas y majestuosas.
Pepe controlaba el tiempo y animaba al grupo diciendo que el paso que llevamos era óptimo. Al fin llegamos al ansiado Puerto Pepe, al despejarse la neblina en la parte alta de la montaña, nos mostró la realidad, ¡no faltaba la mitad para llegar,! sino ¡MAS de la mitad!.
Después de un breve descanso proseguimos nuestro viaje el camino sinuoso nos obligaba a serpentear, matizado por un paisaje inhóspito lleno de lechuguilla y cactus, pero a la vez interesante y mágico, pues te obliga a contemplarlo y a detallarlo en su contexto. Cerca de las 10:00 hrs. llegamos a un claro donde avistamos los pinos de la cima, se veían tan cerca y al mismo tiempo tan lejos de nuestro caminar, Julio alentando nuestro ánimo dijo: "ahorita que lleguemos a la "Y" griega y si tomamos el camino de la izquierda estaremos a unos 30 minutos; así fue, cuando llegamos a dicho lugar realmente nos faltaban esos minutos.
Siendo las once horas llegamos a la cima sudorosos y contentos nos felicitamos le dimos gracias a Dios, tomamos las fotos y degustamos nuestros alimentos. Después contemplamos el lugar lleno de monumentales pinos sacudiéndose el agua de la lluvia de la noche anterior, hermoso lugar como para quedarse a contemplarlo para siempre; pero eso no fue todo, nuestros ojos también se recrearon con la belleza de las montañas de los cuatro puntos cardinales, el pueblo de Rinconada parecía un pueblo típico de los viajes de Gulliver y a lo lejos se veía el tren como un insignificante gusano que ondulaba armonioso y continuamente en su trayecto.
El regreso fue a las doce horas con un paso tranquilo bajo un sol típico de verano, pero lleno de comentarios alusivos a tan hermoso lugar. A base de pequeños descansos para hidratar nuestro cuerpo nos fue posible llegar al Puerto Pepe a partir de allí el descenso fue un poco complicado debido a lo erosionado del suelo pero no fue un obstáculo, pues el éxito obtenido nos alentó a seguir.
En cada descanso observábamos el paisaje sin dejar de voltear hacia atrás donde iba quedando el recuerdo de tan grato lugar; pero todavía, nos aguardaba una sorpresa, parecía que el destino intencionalmente hubiese hecho un acuerdo pues un rebaño de cabras nos daba una cálida recepción al mando de su fiel pastor, podemos afirmar que presintieron nuestro regreso y poco a poco se fueron perdiendo por la falda del cerro.
Cerca de las 14:30 hrs. llegamos al río donde por desgracia encontramos gran cantidad de basura diseminada por el mismo, sin hacer algo al respecto llegamos hasta nuestro punto de partida ante la mirada de algunos de los pobladores. Antes de abordar el auto volteamos hacia la montaña y dijimos: "allí estuvimos".
Agradezco infinitamente a Julio y a Pepe por la atención y gentileza que tuvieron con mi persona.

"Existen personas
que escalan altas montañas,
por la sola alegría de vivir
por el gozo del esfuerzo,
por el deseo de arrancar su misterio
por el placer de conocerlas".

Redactó: Prof. José Andrés Guzmán Cadena


UNIDOS Y ADELANTE
Asistentes:
Guzmán Cadena, José Andrés (i)
Hernández García, Julio César – Capitán
Pérez Luján, José - Retaguardia

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