Con sede en Monterrey, México, el nuestro es el Club independiente de excursionismo en activo más antiguo en el Noreste del País. Sean bienvenidos a conocer algo de nuestra larga historia. Por Eduardo Verduzco El Club Explorador Cóndor fue fundado el 10 de Mayo de 1940 a iniciativa de Rogelio Rodríguez. Él empezó a reunir el grupo, e hizo el primer reglamento de excursiones. La fundación tuvo lugar en la casa paterna de la familia Rodríguez, en la calle Yucatán, entre 5 de Febrero y 2 de Abril, en la Colonia Independencia. Se estableció una disciplina de corte paramilitar, y se instituyó el cargo de "Capitán", quien tiene la total autoridad y responsabilidad de la seguridad del grupo durante una excursión. Corrían los tiempos de la Segunda Guerra europea, que pronto se convertiría en mundial, y Rogelio tenía la noción de que en alguna forma el nuevo club tendría ocasión de prestar servicios útiles a la Patria. Las ideas que Rogelio, que conta...
Exc. 2001/13 — 2 Y 3 de Junio de 2001
“Huesos secos, escuchen la palabra del Señor. Esto dice el Señor Dios a estos huesos: He aquí que yo les infundiré el espíritu y revivirán. Les pondré nervios, haré que brote la carne, la cubriré de piel, les infundiré el espíritu y revivirán. Entonces reconocerán ustedes que yo soy el Señor”. (Ezequiel 37, 4-6, de la primera lectura de la Misa de Vigila de Pentecostés)
EL ARRIBO
Son aproximadamente las 3 PM del sábado cuando llegamos al Renacer de la Sierra, a 2890 m de altitud. De inmediato vamos a saludar a nuestros gentiles anfitriones, Don Lupe Sánchez y Doña Elva de la Peña de Sánchez, quienes como siempre nos reciben muy amablemente.
Julio y Lulú, y Antonio y Cony, que tienen hijos pequeños, han reservado una cabaña en el Renacer para pasar la noche de hoy, y nos invitan a Felipe, a Felipe Jr. y a mí a compartir su cabaña de tres recámaras y espaciosa cocina y comedor-sala, lo que mucho les agradecemos.
La sierra está muy verde y hay muchas plantas silvestres en flor, ya que ha estado lloviendo durante mayo. Algunas de estas flores son verdaderamente exóticas, ya que no es frecuente verlas. Don Lupe nos asigna nuestra cabaña y de inmediato enciende el aire acondicionado —en toda la sierra—, y empieza a soplar un aire bastante refrescante desde el oriente, a la vez que una tormenta avanza hacia nosotros desde el poniente, en abierto desafío a las leyes de la física y de la lógica. Pero no nos extrañamos de ello, hace ya muchos años aprendimos que la sierra es un mundo aparte. Luego de instalarnos en la cabaña y comer unas botanas, salimos a inspeccionar las piletas de agua del Renacer —rebosantes las tres—, hacia las 5 PM, enfundados en nuestras chaquetas; el radio reporta una temperatura de 39°C en Monterrey.
AL MORIR LA TARDE
Hacia el anochecer, aceptamos la invitación de Don Lupe de utilizar la palapa y el asador que tiene junto a su cabaña, que son mucho más amplios y cómodos que las que tiene la nuestra. El viento, que sigue soplando del oriente, se ha vuelto decididamente frío. Anfitrión siempre atento al bienestar de sus huéspedes, Don Lupe le dice a Julio: “Mira, Julio, no pienses que te mando, pero sí te estoy mandando: ve a la bodega y saca unas lonas para atajar el viento”. Julio y Antonio traen dos lonas de plástico y cuelgan una de ellas de unos clavos que ya tiene la palapa, y de esa manera atajan el viento frío en la palapa. Cuando la brasa está lista, Felipe saca a relucir unos estupendos filetes y arracheras que ha llevado para convidarnos a todos, y empieza la agradable tarea de vigilarlos en la parrilla, mientras que Cony y Lulú afanosamente preparan salsa y quesadillas, hechas con un delicioso queso tipo holandés, también cortesía de Felipe, cuyo retorno a la actividad excursionista es entusiastamente festejado por todos los presentes.
Después de la cena pasamos a nuestra cabaña a disfrutar de un café y pan dulce, mientras que Felipe Jr. pone a funcionar un moderno telescopio que más parece todo un observatorio astronómico, dotado hasta de GPS (aparato que detecta su posición sobre el planeta basado en mediciones de la posición de satélites geoestacionarios).
Hacia las 10:30 P.M. el viento ha cesado por completo, por lo que la temperatura, que pronto bajará hasta los 8°C, deja de ser incómoda. La luna, que llenará dentro de 3 días, ilumina espléndidamente la sierra, el toque de queda en El Renacer entra en efecto, con lo cual cesa la música en uno de los coches de los huéspedes, quien nos ha obsequiado a todos los demás de su ritmo, y sólo continúan discretamente los ruidos de los grillos y demás animales nocturnos. Quedo un rato contemplando este panorama nocturno y disfrutando esta paz que Monterrey perdió hace mucho tiempo. Me recuerda la canción “Al morir la tarde”:
Tras la montaña cercana
la luna asoma curiosa,
y mientras muere la tarde
la luz se enciende en las chozas.
La campiña languidece,
se va perdiendo en la calma,
y el viento ya se adormece
tranquilizando las almas.
Todo está en calma. Nosotros también. Procedemos a acostarnos, cubriéndonos con cobijas de lana y sacos de dormir.
DOMINGO DE PENTECOSTÉS
En la mañana del domingo, nuestras compañeras Lulú y Cony nos obsequian un delicioso almuerzo de huevos revueltos y frijoles, acompañados con tortillas calientes y café. Luego llevamos todas nuestras pertenencias a los coches y camionetas. Lo que necesitamos llevar a nuestra cabaña son colocados en las camionetas de Antonio y de Felipe. Cuando estamos dando los buenos días a Don Lupe llegan Pocho y Tere con Libertad y Silvae. Luego de platicar un rato emprendemos el ascenso hacia la Cabaña del Cóndor. Aunque hay espacio en las dos camionetas, los Sánchez-Presa y yo preferimos subir a pie, ya que el ejercicio nunca sobra. Esto nos da oportunidad de conversar y de observar el panorama, así como las flores que abundan a lo largo de la vereda. Después de un rato de estar en la Cabaña, llegan mis compadres Beto y Yolanda con Michele y Erick, y un poco más tarde arriban Pepe Valdés y Diana, acompañados de Rebeca, Pepe Jr, y Héctor y Raúl Oviedo.
A eso del mediodía iniciamos la ceremonia conmemorativa del 61° aniversario de la fundación del Club Cóndor. Eduardo Verduzco agradece a todos los asistentes su amable presencia en este festejo. Luego hacemos un minuto de aplausos a nuestro estimado fundador y amigo Jesús Montenegro, que tanto gusta de esta cabaña. En la tribuna libre, Diana nos recuerda que hoy es Pentecostés, día en que celebramos la venida del Espíritu Santo sobre los Apóstoles, y sugiere que hagamos una oración al Espíritu Santo. Eduardo da lectura en voz alta y pide a los presentes que se unan al siguiente Himno, tomado de las Laudes del día de Pentecostés:
HIMNO
Hoy desciende el Espíritu de fuego
al corazón creyente de la Iglesia,
el Señor que la quema y atraviesa
enciende con su llama al universo
Ebrios del Santo Espíritu, los Doce
rebosan de carismas y alabanzas;
Dios baja del Sinaí, y en llamarada
y en ímpetu de amor retumba el monte.
Razas y pueblos quedan convocados;
Dios se muestra en Sión, la bella altura,
y en voz concorde aquí los hombres junta,
desde Babel dispersos en pecado.
Se lanzan por el mundo los testigos;
y sin ceñir espadas lo conquistan,
y sin oro a los pobres dan la vida;
el Espíritu guía y Cristo invicto.
El Viento es brisa y fuerza de huracanes,
y el Agua viva mueve los océanos;
alzan los brazos y oran bendiciendo
y el gozo transfigura sus semblantes.
Espíritu de amor y de verdad,
Espíritu confín de las promesas,
oh Santo, a ti la gloria siempre sea,
y a nosotros de ti la santidad. Amén.
Continúa la tribuna libre y nuestro compañero José Sánchez (a) El Pocho, nos comparte sus reflexiones acerca de sus 25 años de militancia en el Cóndor, y sus palabras a tal grado conmueven fibras muy íntimas de nuestro ser, que le pedimos nos haga el favor de escribir estos pensamientos para conservarlos y compartirlos con los demás Cóndores. Estas son sus palabras:
Un cuarto de siglo de gratitud
Hace 25 anos tuve la fortuna de ser admitido dentro del Club Explorador Cóndor y es el momento justo de dar las gracias. Al Club debo agradecer el haber encontrado ahí a mi esposa -con mas de 15 años de matrimonio. Mis dos hijas son socias de la organización desde muy pequeñas y, eventualmente, salen de excursión en familia o solas con otros miembros.
Espero que en el Club ellas -mis condoritas, como les digo ocasionalmente- hallen como yo amistades de décadas, personas con las que he compartido desde mediados de los anos 70 risas y veredas; reflexiones y paredes verticales; tristezas y llanuras desiertas; alegrías y bosques.
Es decir, he compartido la vida y lo que ella nos ofrece. Sobre todo he aprendido y comprobado -de maestros que muchas veces ignoran serlo- que los valores que practicamos en las montañas pueden y deben aplicarse igualmente en las ciudades. Puedo resumir al menos lo siguiente:
Que la generosidad existe de manera callada y discreta.
Que la solidaridad no es un slogan político.
Que la amistad no es un interés económico.
Que el buen humor tiene menos que ver con ser ingenioso y más con una filosofía de vida.
Que la integridad y buen nombre de una persona son prácticamente sagrados.
Que un segundo esfuerzo no debe ser el último.
Agradezco los contratiempos que me hicieron comprender que no soy indestructible y que el miedo no se esconde, sino que se controla; a afrontar la responsabilidad de ser parte de un grupo y, sobre todo, a no tomarme tan en serio:
Una noche de sed y estrellas a mitad de la ladera sur de El Coahuilón.
Una tormenta de mayo en el Pico Cóndor.
Una deshidratada también en el Pico Cóndor.
El regreso de la Media Naranja del Popocatépetl con los pies casi congelados.
Una "crucifixión" en la pared norte de la Torre Diablos hacia la Ruta Tepeyac.
Un tobillo luxado en la cresta de La Calle.
Agradezco la oportunidad de haber coincidido con Don Jesús Montenegro, un hombre fascinante por su integridad y sabiduría, que por su don de gentes hacía un contacto inmediato con cuantos lo rodeaban y que es (así, en tiempo presente) una de las mayores influencias en mi vida.
Agradezco a los padres fundadores del Club Explorador Cóndor el atreverse a salir al monte aquella lluviosa mañana de junio de 1940.
Agradezco a todas y todos mis compañeras y compañeros, incluso con los que no coincidí, porque todos sembraron las semillas de lo que ahora disfruto.
Gracias, gracias siempre.
José Sánchez de la Pena (a) Pocho
NUEVOS SOCIOS
Terminada la ceremonia alusiva a nuestro 61° aniversario, tomamos fotografías del grupo. Enseguida los gemelos Héctor y Raúl Oviedo, quienes han efectuado con el Cóndor excursiones a las Grutas del Carbonato, al Pico Cóndor y la presente a La Cabaña, —aparte de otras pendientes de reportar— solicitan su ingreso formal al Club. Tomando en consideración su desempeño durante estas excursiones, con gusto se acepta su solicitud, y se les pide que escojan padrinos. Héctor escoge a José Luis Valdés Lozano, y Raúl a Eduardo Verduzco. Alberto Castillo les pregunta si “protestan cumplir y hacer cumplir los Estatutos y Reglamentos del Club Cóndor”, a lo cual ellos solemnemente contestan afirmativamente. Con esto Héctor y Raúl son aceptados como Socios Activos del Club Cóndor, “con todos sus derechos y obligaciones”.
A continuación José Luis y Eduardo imponen a sus nuevos ahijados la pañoleta que ostenta los colores del Club Cóndor, informándoles que dichos colores han sido puestos muy en alto merced a los esfuerzos y conquistas de miles de Socios, y exhortándoles a mostrarlos con orgullo y usarlos siempre con honor, de manera que su conducta nunca sea en demérito de la buena fama del Club. El Club Cóndor felicita calurosamente a Raúl y Héctor Oviedo por su protesta, y se alegra de tenerlos como Socios.
Este es el segundo caso de hermanos gemelos en el Club Cóndor. El primero es el de Víctor y Efraín Orta Villagomez (a) “los cuates Orta”, que militaron en el Cóndor durante la década de los años 50, hermanos de Ricardo y de Clelia Orta, ambos de amplia y grata trayectoria en el Club. Clelia fue “Reina del Excursionismo de Nuevo León” en la misma década de los 50s, en un certamen de simpatía convocado por la Asociación de Excursionismo de Nuevo León, y Ricardo fue Delegado (permanente) del Cóndor ante la misma Asociación durante muchos años. Cuando Ricardo dejó de desempeñar esta comisión, nadie más pudo o quiso hacerse cargo de ella —y el Cóndor eventualmente dejó de pertenecer a la Asociación, al no poder enviar un Delegado que lo representara en sus juntas semanales—. Hace muchos años que no vemos a los cuates Orta, pero curiosamente un hijo de cada uno de ellos, Víctor Jr. y Gustavo Orta, vecinos del Nogalar, son amigos de nuestros compañeros Víctor Campos y Fernando Pérez, y participaron en el Recorrido Hidrofobia el 9 de Agosto de 1998 (Exc. 98/13) — Los caminos de la familia Orta continúan coincidiendo con los del Club Cóndor.
Agotados los asuntos formales, pasamos a disfrutar de nuestros alimentos, que se distinguen por su exquisito sabor, amplia variedad —hay hasta tamales de sabores diversos— y abundancia, por todo lo cual damos gracias a Dios. A continuación emprendemos el regreso al Renacer, donde algunos permanecen más tiempo, y otros emprendemos el regreso a Monterrey, terminando esta extraordinaria y memorable excursión.
UNIDOS Y ADELANTE
Asistentes
Castillo Juarez, Alberto
Castillo Maldonado, Eric Abm.(a)
Castillo Maldonado, Ana Michele (a)
Castillo, Yolanda Maldonado de
Hernández, Ma. de Lourdes P. de
Hernández García, Julio César
Hernández Pérez, Aaron Dante
Oviedo Pérez, Héctor M. (Rindió su Protesta)
Oviedo Pérez, Raúl Alejandro (Rindió su Protesta)
Presa Vásquez, María Teresa
Sánchez de la Peña, José Gpe.
Sánchez Presa, Libertad América
Sánchez Presa, Silvæ Rocío
Treviño Rodríguez, Felipe de Jesús
Treviño de la Rosa, Felipe de Jesús Jr. (a)
Valdés, Ma. Diana Medina de
Valdés Lozano, José Luis Sr.
Valdés Medina , José Luis Jr.
Valdés Medina, Rebeca
Vázquez, Consuelo Hdz. G. de
Vazquez Villarreal, Antonio
Vázquez Hernández, Sara Fernanda
Verduzco Martínez, Eduardo
EL PADRINO I
Es tradición en el Club Cóndor indicar a quienes están a punto de rendir su protesta como Socios, que escojan un Padrino (o Madrina), que acompañará al nuevo Socio en este solemne acto.
Los Estatutos del Club no hacen mención alguna de la figura del Padrino. ¿Cuál es la función de estos Padrinos dentro del Club Cóndor?
Un Padrino debe apoyar a su ahijado o ahijada en el proceso de integrarse a nuestra organización. Deberá indicarle los puntos más relevantes de nuestros Estatutos y Reglamentos, los cuales el nuevo Socio se ha comprometido a “cumplir y hacer cumplir”, y de cuyo acatamiento dependerá esta integración.
Estos puntos relevantes no deberán ser una novedad para el nuevo Socio, ya que son los mismos que rigen en su entorno familiar, y podemos resumir en los siguientes:
Tratar con respeto a toda persona (a propios y extraños)
Obedecer a quien tenga autoridad (el Capitán, en el caso de las excursiones)
Evitar expresiones ofensivas o vulgares, que den mala imagen a nuestro Club
Velar siempre por la seguridad de todos.
El acatamiento de estas sencillas disposiciones es lo que ha mantenido al Club Cóndor “Unido y Adelante” durante 61 años.
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