Con sede en Monterrey, México, el nuestro es el Club independiente de excursionismo en activo más antiguo en el Noreste del País. Sean bienvenidos a conocer algo de nuestra larga historia. Por Eduardo Verduzco El Club Explorador Cóndor fue fundado el 10 de Mayo de 1940 a iniciativa de Rogelio Rodríguez. Él empezó a reunir el grupo, e hizo el primer reglamento de excursiones. La fundación tuvo lugar en la casa paterna de la familia Rodríguez, en la calle Yucatán, entre 5 de Febrero y 2 de Abril, en la Colonia Independencia. Se estableció una disciplina de corte paramilitar, y se instituyó el cargo de "Capitán", quien tiene la total autoridad y responsabilidad de la seguridad del grupo durante una excursión. Corrían los tiempos de la Segunda Guerra europea, que pronto se convertiría en mundial, y Rogelio tenía la noción de que en alguna forma el nuevo club tendría ocasión de prestar servicios útiles a la Patria. Las ideas que Rogelio, que conta...
Por Jorge Alberto Rodríguez
El conocido montañista regiomontano Jorge Alberto Rodríguez, quien ya en 1991 alcanzó la cumbre norte del Monte Aconcagua, que con 6,959 metros de altitud es la máxima cumbre en América, superada sólo por la Cordillera de los Himalayas, en compañía de Juan Enrique Guerra, 12 años después repite su hazaña, el 27 de enero de 2003.
El 17 de enero inicia el trayecto a pie en Puente del Inca (2,730 metros s.n.m.), con 22 kilogramos de peso en su mochila, llevando víveres para 15 días y equipo.
Tras cinco horas de caminata llega a Confluencia (3,200 msnm), donde acampa.
El día 18 camina durante nueve horas para llegar a Plaza de Mulas (4,230 msnm), el 19 portea (traslada víveres y equipo) a Cambio de Pendiente (5,150 msnm) y regresa a Plaza de Mulas, donde debe permanecer los días 20 a 23 debido a una fuerte nevada.
El día 24 se traslada a Cambio de Pendiente donde pernocta. El día 25 sube a Nido de Cóndores (5,350 msnm), y el 26 a Refugio Berlín, a 6,000 metros de altitud.
Finalmente día 27 sale de Refugio Berlín a las 6:00 AM para buscar la cumbre. En el trayecto de Refugio Independencia (6,400 msnm) a la Canaleta Final (6,800 msnm), tiene que pasar por el Portezuelo de los Vientos. Al llegar a éste, el fuerte viento lo derriba y rueda unos 10 metros por la empinada ladera.
Tras incorporarse, decide no regresar al lugar desde el cual rodó, sino hacer una travesía en diagonal hasta la cresta. Esto lo favorece porque la ladera lo protege del fuerte viento que sopla en el collado. Al alcanzar nuevamente el collado, el viento es más tolerable.
De ahí avanza hasta la Canaleta (chorreadero considerado como uno de los lugares más exigentes de esta ruta; quien lo supera prácticamente tiene asegurada la cumbre), y de ésta hasta la cumbre Norte, a donde llega a las 15:45 hrs.
En la cumbre, Jorge, quien se inició en el montañismo a la edad de 10 años en el Club Explorador Cóndor, entierra una fotografía de Jesús Montenegro, así como el ombligo de su primer nieto, al pie de la cruz que corona el lugar.
Luego de tomar fotografías, a las 16:00 hrs. inicia el regreso a Refugio Berlín, al cual llega a las 22:00 hrs.
Acerca del clima, Jorge expresa:
"El clima en el Aconcagua se ha deteriorado en los últimos años: antes había días de buen clima y otros de mal tiempo; en la actualidad parece prevalecer el mal tiempo. Este año en particular el clima resultó adverso para muchas expediciones procedentes de todo el mundo".
Explicando su triunfo nos dice:
"Yo subí porque tenía todas las bendiciones conmigo", refiriéndose a las oraciones de sus familiares y amigos, quienes lo apoyaron en esta expedición.
A la pregunta de qué temperaturas encontró en el Aconcagua, comenta Jorge:
"De día la temperatura era de alrededor de -5°C, pero en la noche descendía hasta -20 y -30°C".
Por lo que respecta a su filosofía como montañista, nos dice que él no trata de vencer o conquistar por la fuerza.
"A la montaña se le pide permiso, hay que tratarla con respeto, amor y disciplina".
Y añade:
"Durante toda la expedición llevé puestos la pañoleta y el escudo del Club Cóndor. Al regresar a la base de la montaña, coloqué este escudo en el lugar donde las expediciones que llegan a la cumbre acostumbran dejar algún recuerdo. Cuando lo ve un argentino, me dice: -Yo no sabía que en México hay cóndores. Y yo le contesto: Pues ya lo ve: hay uno".
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