Con sede en Monterrey, México, el nuestro es el Club independiente de excursionismo en activo más antiguo en el Noreste del País. Sean bienvenidos a conocer algo de nuestra larga historia. Por Eduardo Verduzco El Club Explorador Cóndor fue fundado el 10 de Mayo de 1940 a iniciativa de Rogelio Rodríguez. Él empezó a reunir el grupo, e hizo el primer reglamento de excursiones. La fundación tuvo lugar en la casa paterna de la familia Rodríguez, en la calle Yucatán, entre 5 de Febrero y 2 de Abril, en la Colonia Independencia. Se estableció una disciplina de corte paramilitar, y se instituyó el cargo de "Capitán", quien tiene la total autoridad y responsabilidad de la seguridad del grupo durante una excursión. Corrían los tiempos de la Segunda Guerra europea, que pronto se convertiría en mundial, y Rogelio tenía la noción de que en alguna forma el nuevo club tendría ocasión de prestar servicios útiles a la Patria. Las ideas que Rogelio, que conta...
Acababa yo de cumplir los 18 años cuando ingresé al Club Explorador Cóndor como Socio Aspirante. Aunque yo excursionaba antes de entrar al Cóndor, conocía muy pocos lugares para excursionar, y mi ingreso al Club fue como entrar a una biblioteca y encontrar multitud de libros a cual más interesante.
Mi segunda excursión con el Cóndor fue durante el mes de noviembre de 1960, a las Grutas de Bustamante. Partimos en tren como a las 6 de la tarde de Monterrey, y llegamos a la estación de Bustamante a eso de las 8 de la noche. Desde allí caminamos hasta el pueblo, donde hicimos un descanso en la plaza y luego continuamos rumbo a las grutas.
Mientras ascendíamos la sierra, de pronto el cielo adquirió un color rojo cereza. La raza preguntaba "¿qué es eso?" y alguien sugirió que era "la fundición" (cuando la Fundidora Monterrey estaba en operación, al vaciar la escoria candente durante las noches nubladas, las nubes se teñían de rojo), pero en este caso eso no era lógico porque nos encontrábamos a 100 kilómetros o más de distancia de Monterrey, que además estaba al sur de nosotros, y la luz roja se veía hacia el norte.
"¿Entonces qué es?", preguntó Chuy Montenegro.
La única explicación posible fue: "es una aurora boreal".
"¿Pero, por qué la vemos en Nuevo León?", preguntó alguien más.
"Porque estamos muy lejos de la ciudad y el cielo está muy oscuro y despejado", fue la única explicación.
Esa fue la primera aurora boreal que he visto. La segunda y última fue algunos años más tarde en la carretera entre San Luis Potosí y Matehuela, al regreso de una ascención al Popocatépetl durante diciembre.
Las auroras boreales, provocadas por la actividad solar, son visibles en el hemisferio norte, por lo general en invierno en latitudes próximas al Polo Norte.
Sin embargo, los excursionistas en ocasiones tenemos el privilegio de contemplar la naturaleza en forma que muy pocos mortales pueden hacerlo.
Hay múltiples maravillas en el campo, aunque muchas no pueden apreciarse a simple vista o sin la ayuda de alguien más.
En nuestras montañas y desiertos abundan las especies de plantas y animales raras.
Podemos en alguna excepcional ocasión admirarnos de la formación de una nube junto a tí al caminar por la cresta de una montaña.
El precio de admirar el profundo cielo estrellado de una noche de otoño sólo cuesta el levantar la cara.
Es posible despertar cubierto de una ligera capa de nieve y hielo cuando se acampa en una elevada cumbre, aunque es una experiencia que no es para todos.
El estar sentado junto a una brecha de montaña y ver cómo una venada se acerca a ti, te observa y simplemente da una par de pasos a su izquierda para comer en paz de las hierbas del suelo...
Fue así como a los 18 años de edad conocí las Grutas de Bustamante y una aurora boreal, gracias a mi ingreso al Cóndor. Supongo que Rafael García Montalvo y Ricardo Orta aún recuerdan este suceso. Yo nunca lo olvidaré.
Narración de Eduardo Verduzco
y José Sánchez de la Peña
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